Valorar o no valorar, esa es la cuestión

Publicado el 21 noviembre 2011 por Rusta @RustaDevoradora
En los casi dos años que llevo en la blogosfera son muchos los temas en los que mi opinión ha cambiado a medida que conocía más el medio. Desde mi punta de vista, esa evolución siempre ha sido a mejor y me ha conducido hacia una forma de administrar con la que me siento más cómoda, aunque eso no sea sinónimo de que guste más a los seguidores. Por fortuna, la reflexión de hoy no se centra en ningún tema polémico sino en una cuestión sencilla: ¿es apropiado poner nota cuando reseñamos un libro?
Yo siempre he optado por hacerlo: me parece una buena forma de reflejar el nivel de satisfacción que me ha proporcionado una lectura. Ese número (o esas estrellas) no tiene por qué ser un dato objetivo, puesto que hay libros que aun sin tener grandes fallos me han dejado fría y eso es una impresión muy personal. Sin embargo, esa nota tiene peligro: cuando no se tiene tiempo para leer el texto ni en diagonal, es posible que el lector se fije únicamente en ese numerito, que a menudo puede llevar a conclusiones nefastas.
Creo que hay que diferenciar entre la parte de crítica y la valoración final: en lo primero me extiendo y analizo cada libro con criterio, teniendo en cuenta el género al que pertenece y lo que espero de él; en lo segundo me limito a escribir un número, que a unos les parecerá escaso y a otros generoso según su nivel de exigencia. Por no hablar de aquello de los gustos, puesto que hay libros a los que he dado un aprobado justito o un suspenso que a otras personas les pueden encantar.
Sería una lástima que alguien dejara de interesarse por una novela por una nota, ¿verdad? En la reseña, en cambio, se habla de los pros y los contras, del argumento, de los personajes... Me parece un indicativo mucho más fiable a la hora de decidir si un libro te interesa o no (os lo dice una persona que se ha sentido atraída por novelas que han «suspendido» precisamente porque en la opinión se comentaron aspectos que al reseñador no le gustaron pero a mí sí podían conquistarme).
Además, hay una actitud bastante extendida entre algunos visitantes del blog: comparar los libros en función de la valoración final. No, no y no. Para mí se sobreentiende que un 8 en un clásico no es lo mismo que un 8 en una novela de chick-lit, por la sencilla razón de no se dirigen al mismo público y lo que se espera de ellos es diferente, pero hay gente que no lo comprende. Mezclan los géneros y cuestionan mi criterio porque solo ven en la nota, no leen. Otro aspecto que me molesta es que se me tache de cruel por poner suspensos: entiendo que no es bonito ver un 3 o un 4, pero si el libro me parece malo, es lo que hay (y procuro justificarlo como es debido).
Y si tengo tan claro que tiene mucho más valor el texto que la nota, ¿por qué sigo poniéndolas? Fácil: no quiero condenar a nadie a leerse mis tochos para hacerse una ligera idea de mi opinión. También creo que a veces el número ayuda a sentir ganas de leer la reseña y descubrir por qué el bloguero opina de ese modo; una crítica que es solo texto puede resultar más fría de entrada. Y todavía hay algo más: hay libros de los que digo muchas cosas positivas; no obstante, no los considero novelas de diez y en ese caso poner un notable en lugar de un sobresaliente me ayuda a marcar la diferencia entre lo bueno y lo excelente.
En cualquier caso, no descarto cambiar de opinión en el futuro. Me gustan los números, pero siempre me los puedo guardar para mí (que, al fin y al cabo, soy quien entiende esa perspectiva tan subjetiva que hay en ellos) y limitarme a colgar el texto, negativo o positivo. Aun así, me gustaría saber qué os parece a vosotros: ¿creéis que debería dejar de poner esa valoración final?