Seguimos reflexionando, tras la publicación del artículo ¿Votamos a partidos o a personas? Marca personal y liderazgo político (1) acerca del valor de un nuevo estilo de liderazgo político, donde un nuevo proyecto nace desde un proyecto de marca personal para el desarrollo de un proyecto personal ligado a la política.
En esta nueva visión de la política y del político, reclamada por la sociedad y necesaria para el propio sostenimiento de la clase política como depositaria de la gestión de nuestras instituciones, resuenan con eco algunos conceptos olvidados, entre ellos los valores.
Desde esta visión, vamos a acercarnos al sentido de los valores en las personas y en las organizaciones.
Valores personales
- Los valores son principios que nos permiten orientar nuestro comportamiento. Son creencias que nos ayudan a un proceder en lugar de otro. Rigen nuestra conducta y nuestras decisiones.
- Representan ideales, sueños y aspiraciones, con una importancia independiente de las circunstancias. Y también los principios éticos personales, por lo que tienen un carácter inherente al ser humano con cierta conciencia social.
- Los valores valen por sí mismos. Son importantes por lo que son, lo que significan, y lo que representan, y no por lo que se opine de ellos. Esto implica su manifiesto, su defensa y su justificación a través de nuestras acciones.
Pero como esto es un post y no un ensayo filosófico, vamos a dejar la cuestión en este punto, que entiendo suficiente para lo que pretendo reflexionar con vosotros.
Sin embargo no hay valores personales que no se socialicen. Se transmitan, se correspondan, al menos en un proyecto personal de alcance público, por lo que los valores de las organizaciones juegan un papel fundamental como necesaria consecuencia de los personales, como expone el venezolano Juan Carlos Jiménez en su libro El Valor de los valores en las organizaciones
Valores en la organización
- Al llegar a una organización, política o social, con valores ya definidos, de manera implícita los asumimos y los aceptamos, y en todo caso podemos ponerlos en práctica.
- En realidad es lo que los demás miembros de la organización en la que participamos esperan de nosotros y nuestra actitud.
- Así pues representan un compromiso personal en los social, ya que son el marco del comportamiento que deben mantener sus miembros según la razón de ser de la organización, los objetivos para los que fue creada, y de su visión de futuro.
¿a dónde pretendo llegar? Sencillo, nuestros valores y principios éticos, si éstos coinciden con los de la organización política, conforman un equilibrio que exige lealtad en ambos sentidos, pero ¿es realmente así?
EL negocio de los valores en política.
Los acuerdos, los pactos, los cambios sociales y la cercanía a las elecciones hacen de la reclamación de valores y principios una especia de barrera para aquellos que no los comparten en su globalidad.
Según esta reflexión, presente en unos escenarios aunque posiblemente no en todos, pueden llevar a la organización a la concesión o la negociación de valores que muchos de sus miembros mantienen como innegociables. La reforma de la reforma laboral en el PSOE y la ley del aborto en el PP son ejemplos claros de una renuncia de principios en pos de una mejora de resultados electorales.
Como mencionábamos en el artículo anterior, la grieta que se abrió para el final del bipartidismo ha servido también para que las líneas rojas que marcaban límite ahora sean más difusas. Más opciones, menos diferencias.
Pero si mis valores marca mi ideología, mi ideología marca mi militancia política y compromiso social, y la política de partidos para la conquista o gestión del poder negocia con mis valores... ¿son ahora los valores la esencia de la política?