Están poniendo de moda la palabra
“valores”. Parece que se están refiriendo a una determinada moral que
deberíamos
tener todos. Una forma de comportarse que vertebraría la manera de
relacionarse en nuestra sociedad. Se trataría de unas reglas éticas básicas
antiguas (de “toda la vida”, dirán ellos) que llevarían
por el buen
camino a los ciudadanos y a nuestra sociedad.
Los no avisados podrían llegar a
pensar que esto está bien, que falta nos hace; pero sólo con profundizar un
poco se puede ver fácilmente que lo que se pretende es imponer un
adoctrinamiento caduco y trasnochado (ideológico), que lo único que persigue es
mantener unos determinados intereses (poderes) en nuestra sociedad. Lo
revestirán de que se trata de “nuestra cultura occidental”; de “nuestras raíces
cristianas”, de nuestro sustrato racional proveniente de la Grecia clásica y la
cultura romana. Podríamos incluso confundirnos si nos quedamos sólo con las
palabras y no vemos un poco más allá; se podría llegar a pensar que todo son
buenas intenciones cuando nos hablan de amor, familia, excelencia… Tendremos
que plantearnos en primer lugar si todo esto es patrimonio particular de alguien,
de alguna cultura, quizá lleguemos a ver que se trata de valores universales. Pero
en segundo lugar podremos valorar si realmente esas palabras quieren decir algo
y qué puede haber detrás de ellas cuando es muy probable que se trate de
cortinas de humo.
Los conservadores que están
gobernando España con mayoría absoluta, proyectan la denominada LOMCE o L
ey para la Mejora de la Calidad Educativa. Esta
normativa contiene varios pilares agazapados entre líneas que nos quieren
imponer para llevarnos a un determinado terreno. De su aplicación pretenden un
escenario futuro donde la educación pública iría a la baja, se promovería la
educación privada y la Concertada (privada financiada con dinero público),
donde sólo quien tuviera dinero tendría acceso a la “buena” educación, donde se
crearían una serie de filtros en forma de exámenes… y donde todo esto llevaría
a una selección de los más preparados y ricos (una determinada élite), y donde
los pobres y peor dotados pasarían a una preparación más floja y menos exigente
que les llevaría al limbo de la carne de cañón para el resto de su vida dentro
de esa sociedad. En definitiva, algo así como la Europa de dos velocidades a la
que nos han abocado, pero en preparación de ciudadanos.
Nada
que no se haya visto ya históricamente. Se trataría de una vuelta atrás en el
tiempo, seguramente con ligeras correcciones, que propiciarían dos clases bien
diferenciadas: La superior y la inferior. No sé si en medio reaparecerá la
“vieja” clase media que tanto éxito ha tenido en los años anteriores a La
Crisis.
Pero
esto no acaba aquí. Un entorno de ese cariz podría acabar mal si “la
gente” no tiene valores. Los ciudadanos podrían quejarse de una
situación injusta, podrían rebelarse y quizás se llegara a situaciones de
violencia social. Y aquí es donde aparece el aspecto “acompañador” del
proyecto. Sin adoctrinamiento la cosa puede salir mal. La tan denotada y
vilipendiada “Educación para la Ciudadanía” por todos los medios informativos en
su poder, va a ser eliminada. Una asignatura que lo que pretendía era la
formación democrática y de convivencia de los futuros ciudadanos, a pesar de
las voces en contra, se la van a cargar y a poner en su lugar la asignatura de
“los valores”. Va a volver la vieja moral de conservadores y religiosos
católicos. Vuelve el nacionalcatolicismo español del siglo pasado.
Se
trataría pues de inculcar los valores de la patria, de dios, de los poderosos,
del esfuerzo, de la competición... Una moral en la que “los más preparados”
situados “allá arriba” señalarían la forma de comportamiento de los ciudadanos,
que tendrían que ser dóciles si querrían acceder a lugares semiprivilegiados de
la sociedad y no ser marginados. En definitiva nada que no se haya visto ya a
través de la historia y tras haber comprobado que en estos momentos comienza a
abrirse la posibilidad de que peligre su estatus, el de las clases poderosas que
podrían acabar diluyéndose entre la clase media de “la chusma”.
Nada nuevo. De todas formas vamos
a ver cuales son sus valores. Vamos a echar un vistazo a la moral de esa élite.
Son corruptos, estafadores, interesados, prepotentes, insolidarios, egoístas, pragmáticos,
tienen doble moral; su religión es el poder, su patria los suyos, su cultura el
dinero, el enemigo el pueblo, el otro enemigo “los terroristas”… esos son los
que están gobernando, a esos les hemos dado los votos para que gobiernen con
mayoría absoluta; los que nos van a decir cuales van a ser nuestros valores. “Haced
lo que os digo pero no hagáis como hago” ¡Cuanta hipocresía! ¡Cuanta indolencia
por nuestra parte! Por unas migajas pasamos enseguida al “sálvese quien pueda”
y nos vendemos rápidamente a “la realidad”, a la que ellos nos han llevado, a
la que nosotros hemos votado, a la realidad que hemos consentido y propiciado.
¡Cuánto peligro llevan!
La sociedad tiene otros valores
en los que está trabajando, pero no tiene la suficiente consciencia para
salirse de su manipulación. Los ciudadanos no deberían querer sinvergüenzas, gente
no demócrata que habla de democracia y se le llena la boca; no tenderían que
querer religiones que les impongan una moral en la que primero es
dios y luego
si cabe, algunas personas; la gente debería ser consciente de que todo gira en
torno al capital todopoderoso y este con su amoralidad nos ha llevado por malos
caminos. Los ciudadanos quieren vivir, que les dejen vivir; quieren tener su
familia, son gente sencilla; quieren votar sin que les manipulen; quieren tener
derecho a decidir en cuestiones importantes; los ciudadanos quieren vivir con
suficientes coberturas sociales que les den tranquilidad; quieren crecer en
educación y en formación para el trabajo y para la convivencia; quieren
disfrutar de las pequeñas cosas sin altibajos de crisis capitalistas; los
ciudadanos quieren justicia; no quieren verse ante la disyuntiva de aquel que
les dice “si te vienes con nosotros tendrás algo que no daremos a los demás.
Traiciona a los tuyos por tu bien”; a las personas les gustaría vivir en una
sociedad un poco más justa.
¡Esto son valores y no los suyos!
Caña a la los
manipuladores poderosos que quieren llevarnos al escenario de sus valores
ideológicos.
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Joan-Llorenç
dalescana@gmail.com
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