En esta época de crisis en la que todos nos preguntamos qué debemos hacer para salir adelante, me parecen más vigentes que nunca los valores que conformaban la cultura de Arthur Andersen, y que explicamos en el libro El legado de Arthur Andersen, publicado por Libros de Cabecera:
- Unidad. Los equipos directivos y todos los empleados han de estar más unidos que nunca. La ruptura de la unidad es el principio del fin.
- Integridad. Aunque no es fácil permanecer íntegro en tiempos duros, es ahora cuando hay que ser íntegro más que nunca. La integridad paga a la larga. Y sólo siendo íntegro uno mismo se puede pedir integridad a los demás. En la integridad se puede pedir sacrificios, porque se está legitimado. Y los directivos íntegros obtienen una respuesta comprometida de sus equipos que es ahora imprescindible, cuando hay que ser una piña.
- Cooperación. Es una consecuencia de la unidad y la integridad. Quienes están unidos y son íntegros cooperan. Y eso sirve para el equipo interno y para el entorno: clientes y proveedores. Los que entiendan que unos dependemos de otros y actúen como un equipo y no como enemigos, sobrevivirán. El cliente necesita al proveedor, y viceversa, Y los empleados a los directivos y accionistas, y viceversa. Hay que cooperar para ganar.
- Ambición. Aunque estemos en el peor de los momentos, no hay que perder el orgullo y la ambición. La ambición no es mala por si. Hay que mantener la cabeza alta hasta en las peores circunstancias. Ser ambicioso permite mantener la esperanza, y trabajar con la perspectiva de un futuro mejor. Hay que aspirar a ser el mejor del mundo, aunque las circunstancias actuales estén lejos de ese objetivo. Los que bajan los brazos, pierden. ¡Hay que mantener la moral muy alta!
- Talento. Hay que confiar en el talento y mantenerlo y atraerlo. El talento y sólo el talento nos sacará de la crisis. Quienes atesoren y conserven el talento hoy serán los líderes de mañana, cuando la crisis sea pasado.
- Servicio. Todo es servicio, servicio al cliente. Y quien no pierda eso de vista saldrá a flote.
- Resultados. Además de todo lo anterior, hay que estar atentos a la evolución de los resultados, y controlar la evolución de los ingresos y costes muy de cerca. Conseguir cortar la sangría que suponen las pérdidas es la prioridad uno. Después lo es compaginar el crecimiento con los resultados positivos.