En primer lugar, debe implantarse un cambio radical en la contabilidad tradicional, un cambio en los esquemas mentales de cómo llevar los registros. Para valorizar los activos intangibles, no se puede hacer uso del método tradicional, se necesita de innovación y concertación entre las diferentes posturas ya establecidas.
En segundo lugar, debemos tener en cuenta que los activos intangibles ya no representan la parte soft de una empresa, sino elementos que se pueden y deben cuantificar para poder utilizarlos en beneficio de la misma.
En tercer lugar, se debe replantear la clasificación tradicional de estos activos, donde no se toman en cuenta los activos intangibles autogenerados por la empresa, como el conocimiento, expertise y los otros antes mencionados en el presente artículo. De esta forma, la contabilidad no se retrasa con relación a la evolución del mercado.Asimismo, es necesario realizar una adecuada clasificación de este tipo de activos. Una posibilidad es que las empresas clasifiquen sus activos intangibles a través de los diferentes departamentos o áreas que posee la institución. Así, vemos activos que permiten ganar ventajas competitivas y comparativas a las empresas. Sin embargo, ¿cuánto valen estos activos?, ¿cómo los cuantificamos? Este es el reto que debemos enfrentar, el cual es muy alentador y motiva a seguir investigando para llegar a perfeccionar la contabilidad.