Fue precisamente después de su presentación en la FIMPRO cuando los comencé a seguir con mayor detalle. Varias cosas captaron poderosamente mi atención, la primera fue la voz portentosa de Marisol Hernández La Marisoul, que es una combinación de fortaleza latinoamericana y un sutil matiz de soul, como voz de mujer de color. La instrumentación es definitivamente la respuesta a la mixtura californiana del choque de dos culturas, que lejos de negarse una de otra, se fundieron en una amalgama con tintes contestatarios y de nostalgia por una realidad en otro país, que ya es suyo, pero sin perder de vista el conflicto más cantado del ser humano, el del corazón.
Este cuarteto nacido en las entrañas de Los Ángeles, California, igual nos deleita con una ranchera de acordeón y tequila en mano, como con una cumbia de molcajete o una bossa chicana, pero siempre respetando esa coherencia armónica mexicoamericana que les ha formado una identidad en la música.
No es casualidad que hayan llamado la atención de músicos importantes que han decidido participar en su proyecto. Elvis Costello no pudo más que sucumbir a la seducción musical de La Santa Cecilia, y así el compositor británico grabó Losing game en el disco Treinta Días que vio luz en el 2013. También Enrique Bunbury grabó en su último disco la canción de que hiciera famosa Ramón Ayala y sus Bravos del Norte, hablo de Tragos de amargo licor que está inserta en nuestro subconsciente cancionero junto a dos caballitos de mezcal y barbacoa.
A juzgar por el lector, y para muestra un click.