Vámonos de aquí

Publicado el 20 junio 2012 por Juntaletras @eljuntaletras
Hablo con Christian, durante la noche. Estoy de rodillas sobre el primero suelo frío de la estación, con las manos unidas sobre su cama.
-Estoy harta. Vayámonos.
-¿Adónde? -responde bostezando.
-Poco importa.
-¡Vaya idea!
-Estoy harta. Aquí nunca pasa nada. Vámonos. Daremos rienda suelta a los grandes dramas. Vámonos. Ni siquiera noto si mi corazón late.
-¿Qué pasa?
-Nada. Nada. ¡No lo ves: nada! Mi cuerpo estruja a mi espíritu por todas partes. Me las daba de nacida en un mundo y he nacido en un sarcófago cuyas alas se habían desplegado para aparentar una superficie llana, una gran superficie hecha para correr y disfrutar de sus ventajas. Los diez pares de alas de plomo se levantan sin hacer ruido, se alzan sin apenas dar sombra, se vuelven a cerrar como si fuesen brazos, me aprietan como dentro de un simple puño... Me asfixio. Me noto sofocada. Vámonos de aquí. Me descompongo. Me derrito. La vida me abandona, se escurre de mí como por un tamiz. Encallezco. Me fosilizo. Me siento petrificada. Vayámonos. Démonos prisa. Demos la espantada antes de que sea demasiado tarde, rasguemos la envoltura de este capullo tejido por la inacción, cuyos hilos se contraen y se encogen, penetrando en nuestras carnes. Reventemos este firmamento mermado en cúpula. Hagámoslo explotar y huyamos de él a toda prisa. Basta de inmovilismo. Aprisa, con ganas. Vámonos. Cuanto más rápido corramos, más deseo, más necesidad, más impaciencia tendremos.
-¿Qué más da todo eso? Aquí somos felices, tal cual. ¿No eres feliz, aquí, así?
-
Fragmento del 25º capítulo de L’avalé des avalés (traducido como El valle de los avasallados), de Réjean Ducharme.
El libro que lee Léolo a la luz de la nevera.
Lo acabé hace un par de días.
Me lo prestó mi hermana.
Muy recomendable.