Vamos a AcaBar!

Publicado el 03 marzo 2013 por Rache Rache Sinneloschen @DesBulimique
Un nombre interesante, una ambientación kitsch con aires burlesqueanos, un espacio desorbitadamente grande y juegos de azar a montones, componen la primera impresión de este bar metido entre tantos otros en Palermo Hollywood [Honduras 5733]. También como tantos otros, pasa completamente desapercibido antes de las 10:00p.m. si vinieras desde Carranza hacia Bonpland, pues las puertas del frente están cerradas y las mesas de afuera aún no se decoran con su aire tan particular. El nombre, con letras luminescentes al mejor estilo Telo, apenas se ve, pero una vez adentro el bar te transporta a un lugar tan bizarro que no podría comparar con un sólo lugar, época o estilo.

El menú te entregan en un sinfin de cartitas plastificadas de colores que en principio cumplen a duras penas la función de informar lo que tienen (en comidas), acompañado de una especie de catálogo apenas anillado con los tragos y entradas.


Se divide en varios ambientes, que siguen el mismo estilo Burlesque pero que va tomando elementos rústicos y de decorado básicos, como artesanías sexuales y otros objetos vulgares (que sólo decoraban, no vulgarizaban), hasta sillones Nuveau y cinquentosos, colores vivos a un buen estilo Cabaret, y columnas griegas fuera de lugar que por alguna razón no estropeaban la composición final.


               

Cabe destacar dos aspectos interesantes de la ambientación. El primero tiene que ver con juegos de mesa, a montones apilados en muchas estanterías rústicas y robustas, suficiente para entretener una horda de jóvenes famélicos que esperan la comida; y el segundo con los baños, a los que se extendía la psicodélica decoración, pero que olvidaron mantener limpios del todo.

               
La atención, aunque rápida en momentos, se perfilaba desde el inicio algo torpe y desatenta, para finalmente traducirse en pedidos que no fueron tomados, tragos que vinieron extremadamente tarde, y otros que no podían hacerse por falta de ingredientes (¡sí, se quedaron sin ingredientes... sin frutillas y Baileys!). Es el tipo de error que un Bar para 350 personas o más NO podría cometer.

Sólo algo más acerca de los tragos: el Mojito, bien hecho y con ingredientes frescos, era inundado por el fuerte aroma de la menta recién cortada, algo que tal vez no agrade totalmente a los sensibles de olfato, y al Destornillador le faltó sabor y frío. En cuanto a los demás tragos que pedimos, estaban bastante bien, los repetidos como el Bacardi Naranja y Masaje de Geisha con distintas intensidades a cada pedido.La comida, sin embargo, fue bastante discorde, y podría decir que decepcionante.El Omelet de Champignones que pedimos con la picada carecía totalmente de sabor, con más cebollas que champignones. 

Y la picada tenía fiambres (salame, jamón cocido y crudo) y queso (sólo de un tipo) bastante frescos, pero también desabridos, sin aquel toque de embutido artesanal (algo así como comprados de un Supermercado Chino). Las empanadas, por el contrario, se lucieron entre esa mezcla de colores y no-sabores, pero eran pocas y alguno quedó sin probarlas.

Finalmente picamos unos aros de cebollas muy grasosos, informes y enormes, que unánimemente consideramos incomibles.

A diferencia del resto de nuestro grupo, no pedimos platos principales, y aunque lucían bien (como todo lo que nos sirvieron), no podría decir con seguridad si estaban ricos o no. Lo que sí podría asegurar es que lo que comimos y bebimos, y aún tratándose del cumpleaños de una amiga, fue suficiente para decidirnos en no volver a este simpático lugar.