Y no se trata de desprestigiar a estas, ¿o estos?, inigualables trabajadores. Lo cierto es, que así sea con su novio, el amiguito con derecho, pasando por el jefe o desbarrancándose con el mejor postor, la noche del festejo, casi siempre finaliza en la cama de una habitación alquilada.
Y la frase se repite decenas de veces... ¿Hay habitación?...