Vamos a hacer un puzzle

Por Sandra @sandraferrerv
Hemos entrado en la fase de la locura por los puzzles. Desde bien pequeño a mi bebé gigante le encantaban los rompecabezas. Empezó con unas piezas gigantes que a duras penas podía coger con sus manitas hasta llegar al día de hoy en que si no hacemos su puzzle del Rayo McQueen de 104 piezas cada día no es feliz. Cuando me pide hacer este u otro puzzle, primero me da un poco de fatiga porque, reconozcámoslo, a veces me cuesta hacerlo más que a él, y da un poco de apuro, pero al final, terminamos haciendo uno tras otro.
Todo lo que nos aportan los puzzlesDesarrollo del intelectoTener en frente una amalgama de piezas desordenadas supone un reto enorme para un niño pequeño (y para cualquiera). Armar puzzles mejora la capacidad de aprender, de pensar y, sobretodo, de organizar. Tener una visión de detalle de cada pieza para terminar con una imagen de conjunto, no sólo ejercita su memoria visual sino su capacidad para resolver problemas.
Capacidad de concentraciónConseguir que un niño se siente delante de un puzzle y lo termine es muy importante porque los pequeños aprenden a concentrarse en una tarea sin dispersarse en mil otras cosas. Con pocas actividades más veo a mi hijo con la cara de concentración que pone cuando hace puzzles. Realmente pierde el mundo de vista.
Haciendo rompecabezas los niños también miden su capacidad de aguante ante un problema. Vemos si un niño tiene paciencia y templanza para continuar juntando piezas hasta el final o tirarlas todas por el suelo desesperado.
Aprende estrategiaLa montaña de piezas que formamos cuando empezamos a hacer el puzzle provoca una pregunda evidente. Mamá, ¿por dónde empiezo? Lo primero que hacemos es montar el marco buscando las piezas con lado liso para luego ir rellenando el centro. Esta es una manera, hay muchas más como agrupar las piezas por colores o dibujos. El método no importa, lo importante es que los niños aprendan a usar una estrategia para llegar a solucionar un problema.
Incrementa su autoestimaCuando empieza a ver como juntando unas con otras van creando un dibujo coherente supone una enorme satisfacción para el niño. Lo que parecía imposible y a veces incluso ha querido dejar de lado, ha terminado siendo un dibujo coherente. Del ceño fruncido y los labios prietos por la concentración, pasamos a una enorme sonrisa de alegría. ¿Hacemos otro? Es la siguiente pregunta.
Vinculación familiarAunque al principio me fatiga pensar en un puzzle, hacerlo con mi hijo crea un lazo importante. Hacemos un trabajo en equipo. Además de ayudarle a no desesperarse y a educar la paciencia, el ver que su madre le ayuda (sin hacerle el puzzle) para él es muy gratificante.
Una curiosidad Como algunas ya sabeis, me gusta la historia, así que, para terminar os dejo un dato: Fue un geógrafo inglés llamado John Spilsbury quien inventó los puzzles en 1762. El primer puzzle que hizo fue precisamente un mapa en el que recortó las fronteras de los distintos países para enseñar a los niños geografía. Un siglo después se fabricaban en serie.