La administración del presidente Donald Trump está decidida a recuperar el dominio completo productivo y tecnológico a nivel mundial, tal como lo logró poco tiempo después de la Segunda Guerra Mundial, de allí nació “The American Way of Life”, pero ahora mismo tiene un solo rival que se le para de frente: la República Popular de China. Esta guerra no es una convencional sino netamente de tipo económico.
Trump ha declarado la guerra y no se rendirá hasta vencer al gigante asiático; no hace mucho él declaró que China sería “dañada gravemente” sino acepta los acuerdos comerciales impuestos por EE.UU. Pero el mandatario norteamericano parece ignorar quien es su rival, ignora que China es una nación que ha defendido a sangre su dignidad durante cinco mil años y ante las declaraciones de chantaje, Pekín ha respondido recientemente a través de su canal de noticias CCTV: «Vamos a luchar hasta el final», dicha frase tendrá un particular efecto sobre una población de 1.500 millones de habitantes, despertará la dignidad nacional colectiva, la misma dignidad con la que derrotaron al viejo imperio japonés, la misma dignidad que la llevó a colocarse hasta donde está ahora luego de vencer tantas dificultades y tantas humillaciones.
Esta guerra económica lleva ya varios meses y consiste básicamente en que EE.UU ha subido los aranceles de importación de los productos que provienen de China, y esta última ha devuelto el favor subiendo sus aranceles también, lo cual se traduce en pérdida de miles y miles de millones de dólares para ambas partes. China tiene varios ases bajo la manga, por ahora vamos a mencionar uno:
China tiene dentro de sus fronteras, la mayor reserva mundial de tierras raras y el 90 % de su procesamiento para exportar. Estas tierras raras son usadas para aparatos sofisticados como computadoras personales, celulares inteligentes, equipos médicos de avanzada, baterías, imanes, dispositivos de uso espacial y por supuesto: militar. Estas tierras raras por ahora no tienen sustituto; si China mañana cerrara el grifo de estas materias primas, simplemente la producción mundial tendría un colapso, o simplemente la pantalla táctil de un Smartphone que tiene bastante de tierras raras, podría tener un precio de escándalo.
Donald Trump tal vez subestima el hecho de que China controle la mayor reserva de tierras raras, ya que, parte de su chantaje consiste en que si Pekín no doblega, Washington se verá forzada a mudar las empresas no-chinas a otros países, lo cual sin duda sería un golpe muy duro a la nación asiática. Pero, ¿estarían estas empresas no-chinas, como la Nokia por ejemplo, a dejar de recibir suministros de tierras raras a precios accesibles?
Tierras raras.
Mina de tierras raras en China. Esta nación posee la mayor concentración de estos minerales.
No obstante, un núcleo muy sensible en esta guerra de aranceles entre ambos gigantes, son los llamados semiconductores, en donde China no es para nada inferior a la empresa Apple, esto quedó gravemente demostrado, cuando ahora mismo Hawei ha vencido en ventas a Apple, siendo solamente superada por Samsung en lo que se refiere a tecnología de teléfonos inteligentes, esto muy a pesar de las amenazas de EE.UU a los países que hagan contrato con Huawei. Pero otras potencias ignoran tales amenazas, tal es el caso de Alemania, quien hizo caso omiso a las advertencias de La Casa Blanca.
Huawei domina ahora mismo la tecnología 5G y esto ha trastocado profundos intereses.
Los equipos Huawei ya han superado a Apple, pero ahora la empresa se encuentra en medio de una cruenta guerra económica, ¿podrás salir victoriosa?
Al final de todo esto, no está el dominio económico, si no el dominio militar para las próximas décadas, así que U.S.A no tiene nada que perder en tratar de mutilar las piernas de su principal adversario económico, y China no tiene nada que perder en tomar esta guerra declarada por Trump como en un obstáculo más en su avance como potencia libre y soberana.