Y acepté la propuesta con más miedo que vergüenza, porque mentir, no iba a mentir, eso lo tenía claro. Y a la enana últimamente le ha dado por las galletas que desayuna su madre, y temblaba sólo de imaginármela llorando a lágrima viva al ver los cereales en su plato y no querer comer ni una cucharada. En ese caso, ¿qué digo? ¿me los como yo? ¿se los doy al mayor, que ya "unta como los mayores"? Bueno, pues no tenía que haber pensado tanto. Porque al ver los numeritos, ya quiso coger unos cuantos, jugar con ellos, ponerlos en fila, y sin darse ni cuenta, se zampó el tazón.
Y acepté la propuesta con más miedo que vergüenza, porque mentir, no iba a mentir, eso lo tenía claro. Y a la enana últimamente le ha dado por las galletas que desayuna su madre, y temblaba sólo de imaginármela llorando a lágrima viva al ver los cereales en su plato y no querer comer ni una cucharada. En ese caso, ¿qué digo? ¿me los como yo? ¿se los doy al mayor, que ya "unta como los mayores"? Bueno, pues no tenía que haber pensado tanto. Porque al ver los numeritos, ya quiso coger unos cuantos, jugar con ellos, ponerlos en fila, y sin darse ni cuenta, se zampó el tazón.