Vamos con "I due Foscari" (VIII) - De regatas y despedidas venecianas

Publicado el 28 noviembre 2012 por Maac @Elblogdemaac

Palaio Ducal y Plaza de San Marcos (Canaletto)


El último acto comienza en la antigua plazoleta de San Marcos, la población de Venecia está acudiendo al lugar con máscaras, es momento de jolgorio y alegría, hay regatas. Se canta una barcarola, el pueblo no parece consciente de que en las altas esferas reina el caos y la conspiración; sin embargo, cuando se escucha una especie de fanfarria anunciando la llegada de una galera que lleva el pabellón de San Marcos,  falta tiempo para que desaparezca el público que allí se había congregado. Cuando Jacopo sale escoltado del palacio ducal el clainete reproduce su motivo característico, ha llegado el momento de su despedida de Lucrecia
Jacopo desea morir en el trayecto al exilio, encarga a Lucrecia que de consuelo a Francesco y le confía el cuidado de los hiijos, le encomienda también que no los alimente con rencor, que les reitere que su padre murió inocente, que perdonó a sus enemigos y que se reencontrarán en el más allá. Loredano, que está presente, disfruta al contemplar como la familia Foscari a caído por fin en la más absoluta desgracia. Este momento es muy interesante en su estructura porque no tiene números cerrados, casi no se distingue cuando termina el recitativo y comienza el aria de Jacopo (All'infelice veglio conforta tu il dolore), evoluciona hacia un dúo pero termina convirtiéndose en lo que parece una especie de cabaletta (Ah padre, figli, sposa, a voi l'addio supremo!) que de pronto, en contra de lo previsible, termina siendo un breve concertante. Me parece uno de los momentos más hermosos e innovadores de la ópera. José Carreras vuelve a estar inmenso, no se puede cantar con más intensidad y no se puede ser más apasionado, está al borde del desgarro.

ENTRADAS ANTERIORES:
1) Presentando al tenor
2) ¿Es que no piensas hacer una introducción?
3) Entra Lucrecia Contarini
4) Papá Foscari
5) El coro
6) Alucinaciones en pisión.
7) La condena