El hecho de que algo sea popular o exitoso en el mercado no es sinónimo de que sea bueno o de calidad. En estos últimos años gran alboroto causa el tema de los vampiros, de manera que son un éxito comercial en cine y televisión. Sin embargo, estos vampiros son muy diferentes a los que tradicionalmente se conciben o que nos vienen a la mente. No es que quiera que cierto personaje de la cultura popular se mantenga intacto con el paso del tiempo, sino que estos nuevos vampiros surgen de una mercadotecnia televisiva y/o literaria que realmente deja qué desear, solo basta con que el producto venda sin importar su calidad, me refiero a la saga Crepúsculo de la autora norteamericana Stephenie Meyer.
Tradicionalmente en la literatura, los vampiros son seres diabólicos que alguna vez fueron humanos, pero son condes seductores del siglo XVIII ó XIX, se alimentan de beber sangre, tienen la piel pálida, pueden volar o transformarse en ánimales voladores, tienen vida nocturna, son seductores por naturaleza, no se reflejan ante un espejo, casi siempre son duques del Este de Europa y solo pueden morir con una estaca clavada en el corazón, con los rayos solares o por decapitación. El folclor europeo, especialmente el oriental les ha dado estas características, pues aunque en otras regiones del mundo existen historias de vampiros más antiguas, es de los Balcanes de donde procede la leyenda actual.
Pero ahora, estos nuevos vampiros literarios, muy aparte de los vampiros de la contracultura, son mas bien producto de una moda hedonista cuyo objetivo somos los jóvenes. Estos vampiros modernos, también tienen la piel pálida, supuestamente beben sangre, nunca duermen, son muy veloces, tienen fuerza sobrehumana, son sensuales, por eso se reflejan en lo
Según la actriz Kristen Stewart, quien participa en la versión cinematográfica de la saga Crepúsculo, no es fan de Drácula, imagen por excelencia de un vampiro, porque "En las otras películas la mayoría de los vampiros son feos...". Se le creería si habla de Nosferatu (1922) de F. W. Murnau; pero se equivoca con los que surgieron tras el seductor Drácula de la cinta homónima (1931) de Tod Browning, o los de Entrevista con el vampiro (1994) de Neil Jordan, donde el vampiro no solo representa el sadismo, sino también la sensualidad, y aparte de si es villano o héroe.
La saga de Crepúsculo, aquí atacada, relata la historia de amor entre el vampiro Edward Cullen y la humana Bella Swan. Tema que pareciera ser interesante, pero en el contexto de esta obra, el vampiro no es sádico, sino triste, mientras la chica enamorada, lo está al punto de oir la voz de su amado cuando no está, algo que me recuerda a la reina española Juana la Loca. Tal vez la historia intente ser trágica y admirable como Romeo y Julieta, pero la obra raya en lo ridículo al pretender ser la historia de un amor ideal, por las características ya mencionadas, porque "supera" los obstáculos de dos mundos diferentes, es tolerante porque igual sea humano o vampiro, Bella amaría a Edward, y es duradero como eterna es la belleza de Edward.
Todo este hombre perfecto recuerda (y el libro lo hace) a Adonis, personaje de la mitología griega, según la cual, era tan hermoso que enamoró a Afrodita, diosa del amor carnal. La dejó tan impresionada con su belleza que la diosa lo encerró en un cofre y lo confió a Perséfone, reina de Inframundo y esposa de Hades; esta al descubrir lo que había dentro del cofre, quedó igualmente impactada por la bel
Por eso, la obra de S. Meyer no habla tanto del vampirismo, porque este es solo un pretexto para relatar una mala historia de romance, que independientemente de los temas que trate, aun es mala por la misma historia en sí.
Realmente no quería escribir acerca de esta obra en mi blog, pero no desmerece el hecho de que esta saga ha dado pie a una nueva moda o concepción de los vampiros, que sin lugar a dudas será caracterísitico del fin de esta primer década del siglo XXI, y a fin de cuentas, es lo que pienso. A este punto, los jóvenes mexicanos olvidarán lo que celebra el 20 de noviembre, porque lo único memorable de esa fecha es el estreno de Luna Nueva.
Quizá me heche de enemigo a más de un/a fan de esta obra de Stephenie Meyer, y digan que estoy celoso porque Robert Pattison y Taylor Lauter son más guapos que yo; pero si realmente es buena la película, ¿porqué no ha ganado su autora el Premio Nobel? o el libro ¿porqué no ha sido nominado al Óscar? Buscando a Nemo ganó uno en 2003, mientras que Crépusculo y su saga es realmente ridícula y patética. De ninguna manera creo que es una obra digna de admiración y modelo a seguir para las jovencitas de mi generación, es como si el libro dijera "si no obtienes lo que quieres sentimentalmente, quéjate hasta el hartazgo y hasta lograrlo".