Você lembra da pergunta que te fiz quando começamos o relacionamento? – me espeta Cris a finales del año que pasó.
Tú me hiciste tantas preguntas mujer. Dime de una vez a cuál te refieres- le respondo así en castellano, por recomendación del pediatra, quien siempre nos sugirió que cada quien hable en su idioma materno, así nuestra Sofía se acostumbra a ambos idiomas, picado por aquel bichito e inoculado con la curiosidad del cual era portador.
Você toparia morar no estrangeiro?
Mmmhh… Recuerdo de esa pregunta –entre algunas otras- hace seis años y medio. Cuando conocí a Cris se había propuesto como objetivos a corto plazo el formar una familia, de ser posible tener un(a) hijo(a), y desarrollar su profesión en el extranjero. Yo, por alguna razón y desde hace algún tiempo siempre estoy en el extranjero, aunque no me sienta tal en los lugares en los que estoy. En los 90’s había descubierto el placer de viajar y conocer otras personas, culturas, sabores, primero por varios estados del Perú por casi diez años y como colofón tuve un viaje a Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, adonde nadie quería ir porque el vecino país estaba convulsionado, su presidente Gonzalo Sánchez de Lozada estaba en jaque, los aeropuertos cerrados, entrada sólo por tierra y con algunos largos trechos a pie; comenzaba setiembre del 2003. Así que restábamos los nuevos de la empresa. A Maria Elena (una amiga para toda la vida) y a mí nos propusieron aquel proyecto del que nadie quería hacerse, y nosotros felices. Aquel estudio tomó cuatro meses y, aunque no parezca mucho el tiempo, guardo un cariño especial por la gente de Bolivia que en todo momento me trató muy bien, desde el cruce por la frontera, el Lago Titicaca, El Alto, Cochabamba, y Santa Cruz de la Sierra. Ahí comenzó mi periplo. Luego vinieron algunos años en Japón, y, cuando me había propuesto retornar para intentar formar una familia en la isla (cosa no muy fácil por allá) nuestros caminos se cruzaron en Lima. Gracias eternas a L por la insistencia (Obrigado mesmo menina!) en salir aquella noche de octubre del 2008. Si no fuera por ella Cris y yo no nos hubiéramos conocido, y probablemente no sabríamos lo dichoso que se siente ser padres. Cambié sin chistar Japón por Brasil, hasta aquel diciembre del 2014, donde previo a nuestro viaje a Lima ella se me para enfrente con ojitos brillosos queriendo que rememore aquella pregunta.
Desde hace tres semanas Canadá es nuestro nuevo hogar.
Hoy nos pusieron internet y queríamos compartir ese pedacito de nosotros. El blog continuará, muy probablemente con menos libros porque el ritmo aquí es otro. Vinos seguirán descorchándose puesto que por aquí son mucho más baratos que en Brasil; también esperamos retomar las fotografías. Si alguien está por ahí, gracias por visitarnos.