La ciudad en sí conforma un maravilloso mosaico donde se entremezclan culturas y población de todo el mundo, con unas vistas increíbles. Desde sus alrededores, bien sea desde el Monte Capilano o desde el cercano parque Stanley, con una extensión casi igual a la de la propia ciudad, obtendremos una visión de Vancouver que quedará en nuestras retinas para siempre.
Tiempo tendremos, en otros artículos, para pasear y descubrir Vancouver.
Dejamos Vancouver para encaminarnos a la orilla norte de la ciudad atravesando el Lion’s Gate; un puente colgante de 1.823 metros de longitud en dirección a Grouse Mountain. Las condiciones climatológicas, y las sugerencias de nuestro guía (en este caso privado, por medio de www.viator.com ) nos hizo decidir abordar en
El Puente Capilano (Kapilano Bridge).
Atravesar sus 137 metros de longitud, suspendido a más de 70 metros sobre el cauce del río, su estrechez, a pesar de las barandillas de seguridad instaladas, no evitarán que se balancee al paso de los visitantes. El temblor de piernas, la adrenalina y la sensación de vértigo está asegurada (quizás yo exagere un poco dado mi vértigo, pero eso sí: lo atravesé, a pesar de las risas de mi ciudadana favorita.
Después de tan intensa jornada nuestros delicados cuerpos necesitaban parada en el hotel, y por supuesto fonda que hicimos en Joe Fortes Restaurant. Pero eso y más, ciudadanos, será tema de nuevos artículos eso sí, siempre con salud.
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El Rosedale on Robson Suite Hotel.
Enlaces de interés: http://www.tourismvancouver.com/travel/spanish/getting_around www.grousemountain.com http://www.capbridge.com/