Vaqueros: símbolo de inmortalidad

Publicado el 29 enero 2014 por Salva_martin @monacoenred

Jeans, tejanos, denim, vaqueros… muchos son los nombres de esta prenda nacida para resistir, impulsada como símbolo rebelde y universalizada con un básico de cualquier armario. Y dos son las teorías predominantes sobre su origen: ¿fue cosa de Levi Strauss o el tejido vaquero clava su génesis muchos siglos antes?

La historia que ha predominado sobre los primeros vaqueros sitúa a Levi Strauss como su creador a finales del siglo XIX. Sin embargo, si escarbamos un poquito más, descubrimos a estudiosos que afirman tajantemente que los pantalones vaqueros se remontan muchos siglos atrás como prenda utilizada por la armada genovesa. ¿Quién dispone de la razón? Pues ambos. Veamos:

En el siglo XII, Génova (Italia) era una república independiente y una gran potencia naval. Sus marineros necesitaron un pantalón resistente,  que pudiera usarse tanto en seco como en mojado y cuyas perneras se pudieran remangar fácilmente para no entorpecer la limpieza de las cubiertas y el nado. Había nacido el pantalón vaquero o fustán genovés, elaborado con algodón originario de Al-Fustat (Egipto). ¿Y el color azul que hoy sigue siendo tan característico? Los marineros lavaban sus pantalones con agua de mar, utilizando las propias redes de pesca, lo que los dejaba blancos. Así, comenzaron a teñirlos con un producto indio que se denominó azul índigo. Los barcos ingleses que hacían escala en este puerto exportaron a todo el mundo el tejido, que pasó a conocerse como “Blue de Genes” (azul de Génova), una denominación que en los países anglófonos derivó al blue jeans. El término denim, por su parte, viene porque una de las zonas que más confeccionaba los vaqueros era la francesa Nîmes, por lo que la gente acostumbraba a decir que eran prendas “de Nîmes”, pronunciado “denim”.

Ya en 1870, Levi Strauss, un comerciante de telas afincado en San Francisco, pensó en utilizar las lonas que vendía para tiendas de campaña con el fin de hacer ropa de trabajo dedicada a los mineros, prendas que resistieran la intemperie y las duras condiciones de estos trabajadores. Un sastre cliente de Strauss, Jacob Davis, remachó con cobre los puntos de máxima tensión de los pantalones, al tiempo que le propuso patentar la idea. Así, el 20 de mayo de 1973 consiguen la misma y se ponen a fabricar pantalones vaqueros de forma industrial por primera vez en la historia.

Destinados a mineros y agricultores, no fue hasta la década de los 50 cuando, en virtud de servir como símbolo de rebeldía e inconformismo para los jóvenes, los vaqueros salen del campo a la calle. Los inicios no fueron fáciles. Incluso, en aquellos años, algunas salas de cine estadounidenses prohibieron la entrada a las personas que vistieran unos vaqueros. Pero el éxito estaba a punto de explotar. En los 60 y 70 la influencia del contexto social y político de aquellos años en EE. UU. favoreció sin duda a que el vaquero se convirtiera por fin en un imprescindible.

Emblema de versatilidad, básico que siempre estará de moda por su usabilidad y carácter, nadie puede imaginar su vida hoy sin unos vaqueros pitillos o rectos, de caja alta o baja, rotos o desgastados…



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