Varanasi: La Ciudad de los Muertos de India, y mi Punto de Partida

Por Gialuxa @viajerasoy

Dicen que Varanasi es la ciudad de las despedidas, pues aquí es donde cientos de hindúes son traídos a diario para ser cremados a orillas del Ganges, el rio madre de India. En mi caso fue donde un grupo de indios musulmanes me dio la más cordial de las bienvenidas, y luego de un año exacto, sin ningún objetivo ni razón lógica, estoy de vuelta en este país que tanto me ha marcado. Catalogada por escritores e historiadores como la ciudad más antigua del mundo, (aunque en Damasco se discuta esta afirmación), la verdad no sé por qué razón llegué aquí… curiosidad quizás, y siguiendo también los deseos de mi compañero de viaje, un argentino vegetariano, músico y medio budista que está obsesionado con los búfalos, no le simpatizan los indios, pero a la vez es casi imposible para él moverse del país. Nos conocimos en Delhi y tomamos un tren en la clase más económica a Varanasi, el es otra onda a la que estoy acostumbrada, y eso me agrada. Creo que durante este tiempo sin darse cuenta me ha enseñado a disfrutar de cosas tan simples, y algo muy importante, “poner atención en los detalles”, o mejor dicho lo valioso que antes por alguna razón ya no podía apreciar. Al llegar a la ciudad nos alojamos en un hostal de unos indios musulmanes que estaban re inaugurando. No hablo de nada nuevo, todo lo contrario, una casona vieja, paseo de lagartijas y hogar de algunas arañas, en donde no había luz la mayor parte del día (es decir, sin ventilador a 35 grados de calor), pero muy barato, a pasos del rio, y amplio.    Durante el día los indios insistían en buscarnos una entretención. Ya fuera invitándonos a tomar un vasito de chai callejero, presentándonos personajes típicos de Varanasi, llevándonos a sus casas para conocer a sus familias, o simplemente como le ocurrió a Mario el argentino, cada día un indio diferente lo llevaba a la misma tienda de seda para ver si compraba algo (el fue las primeras dos veces, pero la tercera, cuando se dio cuenta que iba al mismo lugar, les dijo que por favor no!) Adel y Mario tomándose uno de esos tantos chai que compartimos “Varanasi tiene buen karma por eso toda la gente es feliz aquí”, me dice un holy man vestido de naranja, y yo de verdad, no logró entender a que felicidad se refiere este abuelo. Las calles parecen estar pavimentadas en mierda de vaca y huelen a leche cortada, no hay luz la mayor parte del día, las cenizas de los muertos se te impregnan en la ropa y piel, y el olor es casi imposible de sacar. Veo a un par de niñas de no más de cinco años que andan solas por la calle a altas horas de la noche pidiendo limosna y se me erizan los pelos. Hay mucho borracho y charlatán, dicen que la prostitución parte de 50 rupias (menos de 400 pesos chilenos), y que en la noche las turistas japonesas se bañan desnudas en el rio con los indios (que assssco!, y la verdad no me la creo). Creo que morí y llegue al infierno, eso es Varanasi para mi…. Si no fuera por Adel, uno de mis anfitriones de tan sólo 17 años que se la pasa todo el día entonando  “Gia Giaa Giaaa”, pidiéndome cigarros, y buscando cualquier excusa para acercarse, me aburriría y detestaría completamente la ciudad. El se preocupa de si mi vestimenta diaria es adecuada para usar en el pueblo (lo que me parece muy cómico), cuáles son mis planes diarios para acompañarme, y si hay muchos hombres cerca me envía como a una niña chica a mi habitación (y lo gracioso es que yo siempre le hago caso).  Su frase favorita  es “nevermind” y la usa para todo. Incluso el día en que iba caminando y una vaca me metió la cola sucia en la boca. Dio una carcajada, me ayudo a limpiar, y luego entonó, “Good Karma, Nevermind”. La gracia de esta ciudad es que aquí es donde llegan gran parte de los muertos de India, o a veces sólo sus cenizas. Luego de ser velados en sus casas por no más de cinco horas (debido a que el calor descompone rápidamente los cuerpos), bañados en ghee, y cubiertos en ropa blanca, hindúes de todas partes del país son cremados 24 horas al día. “La idea es purificar, y es por eso que la familia realiza todo este ritual”. Al primer día de estar en la ciudad me dirijo a conocer uno de los dos grandes crematorios que se encuentran justo a orillas del rio Ganges. Son administrados en forma privada, lo cual juega un papel en la ceremonia, ya que la familia del fallecido debe pagar por la leña (360 kilos), y hasta por el fuego sagrado con el que se encenderá el cuerpo. Cuatro hombres irrumpen cantando y cargando un cuerpo cubierto de flores, telas blancas y objetos que no puedo distinguir mientras entonan un mantra. Al parecer una ceremonia está por empezar, y para que tenga una visión privilegiada de todo el crematorio me conducen a una especie de torre, a unos cinco o seis metros por encima del lugar. El viento se encarga de expandir las cenizas ardientes hacia todos lados, cierros los ojos y la boca, no me quiero ni imaginar a cuál de los cuerpos pertenecen (o quizás a todos). El ambiente huele a una mezcla de sándalo y charqui, y para variar mi acompañante me menciona que tengo completamente prohibido tomar fotografías, pero bueno… “only one”. No veo mujeres, me dicen que deben esperar en otro lugar y no me admira, era obvio que iban a ser excluidas de un evento como este en una sociedad tan machista. Mientras tanto un perro color mostaza intenta devorar a uno de los cuerpos que parece haber sido abandonado al lado del rio. Nadie hace ni dice nada. A nadie le parece importar… De repente aparece un hombre mayor, flaco y desgarbado envuelto en telas blancas, que podría personificar a Gandhi en cualquier película. Se pasea alrededor del cuerpo tocando los labios del fallecido con la antorcha, exijo explicaciones y  me cuentan que es el representante de la familia, y debe repetir este procedimiento por cinco veces. ¿Pero qué pasa con los que no tienen dinero, o familia…? Me señalan a un costado la existencia de un pequeño crematorio eléctrico del gobierno. El proceso es simple, rápido y económico, pero no precisamente lo soñado por un hindú.    Desde lo alto puedo ver el desarrollo de las distintas cremaciones, algunas están recién empezando, y particularmente una de ellas a punto de finalizar. El fuego parece haberse consumido completamente, y desde lo lejos veo que quedan algunos huesos de los que se extrae sin ningún cuidado la calavera, la cual es golpeada con un palo hasta estallar, “es para garantizar la liberación del alma dicen…” Uno a uno se recogen el resto de los huesos que serán lanzados al rio, mientras los familiares del fallecido se comienzan a sumergir lentamente en el Ganges… Según el indio que me acompaña y que se ha dado el tiempo de explicarme con detalle lo que va ocurriendo, la ceremonia aún no ha finalizado, y en diez días más los hombres deben volver afeitados, y las mujeres con las uñas bien cortadas. Desde aquí se llevará a cabo una ceremonia que presidirá un hombre sagrado, y luego a los tres días se realizará una fiesta para celebrar. Me llama la atención la frialdad del asunto, y pregunto si en el caso de un niño pequeño el procedimiento será el mismo “No, no, no” me responde, y me explica que hay cinco tipos de cuerpos que no son cremados: Mujeres embarazadas, hombres sagrados, leprosos, mordidos por serpiente y niños pequeños. Ellos ya están limpios, y sus cuerpos son lanzados con una piedra a la parte más profunda del rio.   Como pueden imaginar los niveles de contaminación son altísimos, y no sería extraño encontrarse con cuerpos enteros flotando, sin embargo es normal ver gente lavando ropa, bañándose e incluso cepillándose los dientes en las entradas del rio o Ghats, como comúnmente se llaman. El rio es sagrado y muchos vienen aquí a purificarse.Yo nadé allí como pececito al lado de los búfalos y no me pasó absolutamente nada, y eso que tenía unas heridas en mi pie que temía se me infectaran. Lo gracioso es ver la cara de los otros extranjeros mirándote como si tuvieras sarna cuando se percatan que te has metido. Durante la noche en Varanasi el calor se hace insoportable incluso con ventilador. Me pego a la pared como los perros en búsqueda de frescura pero no encuentro nada. .. ¿Qué clase de pecados estoy pagando?, ¿Será que llegué al purgatorio? … ¿Seré devuelta a la vida terrenal o enviada directamente al paraíso? ¿Cuál será mi próximo destino? 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