Mario Vargas Llosa.
La orgía perpetua.
Flaubert y Madame Bovary .
Punto de lectura. Madrid, 2011.
Mario Vargas Llosa pertenece a ese tipo de creadores que, como Auden, Valéry, Eliot o Gil de Biedma, sin descuidar el método, aplican una mirada especial al análisis literario y buscan el corazón de la creación, la obra viva, las claves de lectura y escritura que salen en busca del lector total, en paralelo a la creación total.
En La orgía perpetua. Flaubert y Madame Bovary, Vargas Llosa completó uno de sus ensayos más celebrados sobre una novela fundacional que presenta como modelo de obra clausurada, de libro círculo y como reflejo de la rebelión individual frente a la sociedad. Madame Bovary es, además de una creación esencial que inaugura la novela moderna, una obra que cambió la vida del Nobel peruano y le abrió múltiples caminos narrativos:
Cada vez que la he releído, de principio a fin o fragmentos, he gozado infinitamente, por la solidez de su construcción, la limpieza y eficacia de su estilo y las interminables sugerencias y ramificaciones que despierta la intensa y trágica historia de esa campesinita normanda que quiso vivir todas las aventuras que cuentan las novelas y lo pagó tan caro.
En principio se editó como prólogo a la traducción de Consuelo Berges en Alianza. Ahora reedita este brillantísimo ensayo en formato de bolsillo Punto de Lectura.
Santos Domínguez