Por Carmen Fernández Etreros y Carmen Mayoral Fonseca.
Miércoles 11 de septiembre y llueve copiosamente en las calles de Madrid. Pero a pesar del mal tiempo y los atascos de tráfico, el auditorio de Casa de América vibra repleto de periodistas que esperan al escritor Mario Vargas Llosa que va a presentar en Madrid su nueva novela El héroe discreto. Después de tres años, el escritor presenta esta esperada nueva novela que sitúa en un Perú “muy diferente” al de sus otras novelas y al de su infancia y en la que nos presenta una historia de chantajes y venganzas.
“La novela se ha gestado a partir de ficciones personales y experiencias vividas. La imaginación y la fantasía necesitan trabajar sobre recuerdos”, comienza a explicar Vargas Llosa. El punto de partida de la novela fue una noticia que leyó sobre una ciudad del norte del Perú en la que un modesto empresario se había negado a pagar las cuotas que le pedía una mafia aunque había recibido amenazas y decidió hacer pública su decisión sin importarle las consecuencias.
El protagonista de la novela, "el héroe discreto", es el ordenado y entrañable Felícito Yanaqué, un pequeño empresario dueño de la Empresa de Transportes Narihualá de Piura, cuya vida se complica tras ser víctima del chantaje y la extorsión. “Un personaje inventado pero que no es insólito. Representa a esas personas muy humildes que han llegado a ser grandes empresarios por la apertura que ha tenido Perú y que logran ascender en la pirámide social”. La novela es un homenaje a esos héroes que no aparecen en la prensa “cuyos sacrificios no son recompensados pero que hacen que la sociedad progrese”. “Las personas decentes son una reserva moral para el futuro del país. Si un país carece de esa reserva moral se puede quedar en bancarrota aunque no lo digan las cifras económicas”, señala Vargas Llosa.La segunda historia de la novela es la de Ismael Carrera, un exitoso hombre de negocios, dueño de una aseguradora en Lima, que urde una sorpresiva venganza contra sus dos hijos holgazanes que quisieron verlo muerto...Con esta novela el escritor vuelve a Piura, “la ciudad de mi infancia”, explica Vargas Llosa, “una ciudad que se ha desarrollado, en la que ha desaparecido el desierto que recuerdo y se ha convertido en edificios, charcas…”. En la novela recupera también antiguos personajes como el de Lituma, don Rigoberto, doña Lucrecia y Fonchito: "Es curioso, algunos personajes desaparecen de mi memoria cuando termino mis novela pero otros como Lituma o don Rigoberto parece que me dicen “yo no fui suficientemente aprovechado en las obras anteriores” y vuelven a aparecer”.
“Hay que vivir hasta el final, no morirse en vida", ha explicado Vargas Llosa. "No hay que dejar que alguien sienta que la vida tiene intensidad porque pensemos que en algún momento se nos acabará”. “Debemos vivir como si fuésemos inmortales, no perder ni el entusiasmo ni los anhelos”, ha concluido el escritor.