Variaciones sobre el símil de la línea IV.

Por Juanferrero

El siguiente paso que da Sócrates es el de interrogar(acosar) a los poetas, a los productores de palabras. Al igual que los políticosel prestigio de ambos radica en que resuelven un tipo de actividad concreta, sien el caso de los políticos era aunar a las almas y los cuerpos para algúnproyecto común de la ciudad, en el caso de los poetas lo que resolvían era elproblema de encontrar expresiones poéticas que afectaran a la sensibilidad delos que les escuchaban, sin embargo su destino final es el de una comunidad a la que cantan que inevitablemente en el horizonte de la ciudad se siente como perdida. El problema surge cuando se les interroga sobre estaactividad misma. Descubrí que la obra delos poetas no es fruto de la sabiduría, sino de ciertas dotes naturales, y queescriben bajo inspiración, como les pasa a los profetas y adivinos, quepronuncian frases inteligentes y bellas, pero nada es fruto de su inteligenciay muchas veces lanzan mensajes sin darse cuenta de lo que están diciendo (De la Apología de Sócrates). Sócratesde nuevo pide “explicaciones” sobre la sabiduría que se les supone a los poetas,la respuesta que mejor pueden dar los poetas son sus brillantes obras, peronada que sea una explicación de la misma sin recurrir a repetir sus soluciones, y no en ver en qué consiste elproblemade ritmo, de la composición que, sin embargo, son capaces de resolver. El problema de la composición poética lo ensuelven en sus soluciones.Con los artesanos pasa lo mismo: pronto descubrí que los artesanos adolecían del mismo defecto que lospoetas: por el hecho de que dominaban bien una técnica y realizaban bien unoficio, cada uno de ellos se creía entendido no sólo en esto, sino en el restode las profesiones, aunque se tratara de cosas muy complicadas. Y estapetulancia, en mi opinión, echaba a perder todo lo que sabían (De la Apología de Sócrates). En este casolos problemas que resuelven con rectitud los artesanos se refieren a artefactosque han de funcionar, servir para algo y que la mejor demostración del arte delartesano es que lo que fabrican sirva para aquello que dicen que funciona. Sinembargo, como ocurre con los políticos, con los poetas cuando se les preguntapor las coordenadas de los problemas que resuelven no son capaces más que de"exhibir cierta petulancia" y presumen de ser sabios sobre otras cosas por la seguridad alcanzada en aquella actividad que resuelven. La seguridad que demuestran se consigue porque una yotra vez han logrado el objetivo de crear aquello en lo que son expertos, perosus palabras no añaden nada a este saber práctico que tienen. Puede que seanmás o menos hábiles a la hora de hablar lo que produciría una suerte deretórica espontánea, pero también habrá individuos incapaces siquiera deexpresarse según los términos de la oratoria que se exigiría a un ciudadano que seocupara de los asuntos de la polis. En definitiva, la manifiestan  incapacidad que muestran para plantearlas claves de los problemas productivos que resuelven  permite a Sócrates afirmar que los políticos,artesanos y poetas, aún capaces de proporcionar un efectivo servicio concreto ala vida de la polis se mantienen ignorante sobre la efectiva naturaleza recta de susabiduría.