Varicela

Por José Mª Ruiz Garrido @laparejadegolpe

No, esta entrada no va sobre vacunas. Entre otras cosas porque soy bastante taliban con respecto a ese tema, y no voy a empezar un debate que debería estar ya más que superado, y en el que nadie cambia de opinión hasta que sufre -o muere- un . No, esta entrada va de los pequeños malabarismos y de cómo nos la estamos apañando en casa, la Academa-Jedi, con los mellizos y la varicela.

La semana pasada, a la pequeña Leia le surgieron pupas por gran parte del cuerpo, y no hizo falta acudir al Templo Jedi para saber a lo que nos enfrentábamos. Ya habíamos tenido algunos casos en el cole de los padawanes, y las pupas son lo suficientemente reconocibles. A la mañana siguiente acudimos al pediatra, y nos planteamos cómo pasar la semana o quincena que durara la dolencia. Un jarabe para el picor, nada de polvos de talco o talquistina -es contraproducente, pese a que fue lo primero que se me ocurrió usar-, nada de sol o humedad, duchas y secado rápido sin frotar con la toalla, uñas cortas y limadas, y claro, evitar rascarse. Y adiestrarse en los caminos de la Paciencia. Menos mal que la pequeña padawan es una aprendiz increíble, y lo lleva estupendamente.

El "problema" que nos crea es más bien de logística -o de conciliación, directamente-. El pequeño Luke parece estar a salvo de momento, y lo mantenemos bajo vigilancia. Así que hay que llevarlo y recogerlo del colegio. Pero no puedo dejar a Leia sola, así que vamos todos juntos. Luego la peque pasa toda la mañana conmigo, inventándonos formas de divertirnos durante las cinco horas juntos, lo que es genial, pero también agotador. Echaba mucho de menos cuando estaban por las mañanas conmigo antes de empezar . Pero lo que han ganado en autonomía también lo han ido ganando en exigencia. Jugamos con los Playmobil, dibujamos y coloreamos una y otra vez, bailamos rock n' roll, vemos juntos los dibujos, o hacemos juntos alguna que otra compra. Luego hay que ir a recoger a Luke al colegio, recorriendo el camino de sombra en sombra, en modo ninja. Y de vuelta a casa para comer, hasta que llega el relevo y se quedan con la Maestra-Jedi mientras yo me voy a descan trabajar.

Mi madre me cuenta que cuando de niños mi hermano y yo pasamos las paperas, nos metía a los tres en la cama para que contagiáramos también a mi hermana pequeña. Pero se libró. Ahora no vamos a jugar con la varicela, pero lo más normal es que el pequeño Luke acabe contagiado en cuestión de días. Lo que no tengo tan claro es si, en caso de que ocurra, sería mejor que hubiera coincidido con su hermana, lo que hubiera sido una auténtica paliza con los dos en casa, o que la pase dentro de unos días, y así volver a pasar todo el proceso con él. Y así poder disfrutarlo todas las mañanas. Y también terminar agotado. Más me vale que la Fuerza me acompañe...