“Varsovia” de Carlos Sisí presenta viajes en el tiempo en los que la Segunda Guerra Mundial parece ser la clave de todo
Carlos Sisí es un escritor que lleva una década dando caña en la literatura española y yo ya me he dejado tentar por un par de obras suyas por lo que, desde que publicó “Varsovia”, he estado rondando este libro hasta que finalmente me lo compré en el último Día del Libro. Me gusta mucho el estilo de este escritor que conjuga a la perfección fantasía con misterio y pinceladas de terror y este libro editado por Insólita Editorial tiene un poco de todo. Si te van los apocalipsis nada al uso, “Varsovia” es una lectura que disfrutarás.
Y es que “Varsovia” empieza muy fuerte, con una humanidad que ha decidido pasar cada vez más horas durmiendo porque comienza a tener unos sueños extremadamente placenteros. A priori, esto puede parecer algo maravilloso, pero todo se complica cuando la gente duerme hasta dejarse morir y el mundo tal y como lo conocemos empieza su decadencia. Las ciudades y civilizaciones se desmoronan y todavía queda gente para asistir al fin de todo: las personas con problemas mentales por algún motivo son inmunes a este fenómeno y se verán obligadas a intentar sobrevivir en esta nueva sociedad sin leyes. Los protagonistas, un grupo de residentes de un centro psiquiátrico de París y otros ciudadanos con alteraciones mentales que encontrarán en su camino, unirán sus esfuerzos para tratar de comprender su nueva situación, la cual se complicará sobremanera cuando ante sus ojos empiecen a desfilar escenas sacadas de la Segunda Guerra mundial. ¿Qué está ocurriendo? ¿Estas visiones son fruto de sus problemas mentales o de su falta de medicación? ¿Son posibles los viajes en el tiempo? ¿Serán capaces de restablecer la normalidad?. Agárrate porque vienen curvas.
Aunque parezca increíble o inesperado a pesar de su título, en “Varsovia” leerás sobre nazis experimentando con fuerzas cósmicas, judíos masacrados en Polonia, viajes desenfrenados por el tiempo y una serie de alocadas situaciones muy propias de la gran imaginación de Carlos Sisí, con muchos brochazos de angustia, terror y miedo que hacen pasar un mal rato al lector y donde la maldad y el odio del ser humano juegan un papel primordial. Llega un punto en el que te pierdes, porque ya no puedes entender qué está pasando, pero todo acaba encauzándose y explicándose, con paradojas temporales “included”. La crudeza con la que se relatan los pasajes sobre el holocausto judío deja huella en un lector que se ve repentinamente trasladado a mitad de la narración a un gueto polaco y resulta asombroso como, en medio de un libro de ficción, te topas con fragmentos propios de un libro de rigor histórico, funcionando a las mil maravillas. Esta historia tiene momentos que me han recordado mucho a la narrativa de Stephen King, sobre todo en lo que a la personalidad y psicología de los personajes se refiere, y por la valentía del escritor al ofrecer una fantasía desmedida, sin cortes, tabúes, ni límites de ningún tipo. Casi al final del libro todo se vuelve enrevesado, el ritmo es frenético y la realidad se distorsiona de manera aparentemente ilógica, de modo que el final llega como un bálsamo para la agitada mente del lector.
Por lo tanto, no me equivoqué en ningún momento al apostar por este libro, y mucho menos al confiar en Carlos Sisí, como ya hice en su día con “Nigromante” o con “Alma”. El autor ha sacado recientemente una trilogía sobre vampiros que tiene toda la pinta de acabar en mis manos y que llegado el momento reseñaré por aquí, como siempre. Mientras tanto, no te duermas en los laureles y atrévete a experimentar este desafío literario de la mano de un autor del que vas a oír hablar largo y tendido, seguro.
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