Vas a necesitar un abogado
Últimamente he visto varias noticas sobre la digitalización de la empresa, ya sea para reducir costes, incrementar márgenes o directamente aumentar la productividad. Para este cambio de paradigma nos insisten una y otra vez en que los profesionales de las tecnologías tienen un futuro brillante y que su empleabilidad se incrementará a lo largo de los años.
No voy a ser el que niegue esta premisa, yo mismo soy un miembro activo de esta nueva forma de entender la empresa, pero en el listado de necesidades que requiere una empresa, no siempre el aspecto tecnológico es el primero. Mal que me pese, antes de rodearse de tecnólogos, hay una serie de áreas que hay que cubrir -ya sea con personal interno o externo- que creo que son más importantes y uno de los roles que más pasan desapercibidos son los abogados.
Todos somos más o menos conscientes de la importancia de tener presencia en internet y de la tecnología y lo subcontratamos o intentamos lidiar con ello nosotros mismos. No es una mala opción, cubrimos necesidades recurriendo a personal externo o nosotros mismos aprovechando que la tecnología es cada vez más sencilla de implementar -para servicios muy básicos, obviamente. Pero hay que ser consciente de las implicaciones que llevan. Si nos deja de funcionar la página web o la tecnología, el perjudicado seremos nosotros.
Pero en el mundo legal entramos en un contexto más complejo. Hay legislación que hemos de cumplir y no hay ningún mensaje de error ni de contabilidad que nos indique que nos estamos equivocando. Simplemente podemos ir funcionando y llegando a acuerdos con clientes y proveedores sin ser consciente de que los acuerdos que hemos firmado nos perjudican, o simplemente que no cumplimos con las normativas.
Es posible que tengas un abogado, que lo hayas encontrado en Google, por un amigo o por referencias, pero esta solución es como contratar como experto en páginas webs al vecino que sabe de informática porque es capaz de instalarte windows. Si, puede que parezca que los dos sean informáticos, pero los conocimientos implicados no tienen nada en común. Con las leyes ocurre lo mismo, no tiene nada que ver un experto en procesal con uno de mercantil o de tributario. Poseen conocimientos distintos aunque tengan la misma base. Si a esto, le añadimos que cada sector: automoción, alimentación, tecnología, tienen su casuística particular, le vamos añadiendo más complicación a la ecuación. Por último hay que tener en cuanta el ámbito de aplicación, porque no todas las ciudades, provincias, comunidades y países tienen las mismas normas. Es posible que una ciudad sea legal un procedimiento y en la ciudad de al lado te pongan una multa de cien mil euros.
Si a toda esta complejidad le añadimos el afán legislador, cada año aumenta el número de normas legales que hemos de cumplir, está claro que buscar un abogado deja de ser una necesidad puntual que cualquiera puede cubrir y pasa a ser un factor clave para asegurar la estabilidad de una empresa.
Por eso mismo, te recomiendo que busques un abogado, pero no cualquier abogado sino al mejor abogado, uno que realmente sea un experto en tu área y que sepa contestar a tus necesidades sin tener que repasar toda la legislación, y que además, sepa anticiparse a los cambios que se producen en el ámbito legal.
Película: The Paradine Case
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