El Vaticano, ha estado bajo el ojo del huracán por los escándalos financieros, por ello decidieron hacer un acto de transparencia para rendir cuentas del año 2019, algo que no se hacía desde hace cuatro años.
Según se lee en un documento, el más detallado presentado hasta la fecha, la curia romana generó 307 millones de euros y gastó 318, por la cual cosa tuvo un déficit de 11 millones de euros.
En total su patrimonio neto es de 1.402 millones de euros, un patrimonio modesto para el prefecto de Economía vaticano, el español Juan Antonio Guerrero, quien ha admitido que a la luz de las recientes revelaciones es posible que la Santa Sede haya sido “estafada” en los últimos años.
Las cuentas presentadas sólo tienen que ver con la Santa Sede incluye los departamentos que controlan el gobierno de los 1.300 millones de católicos en el mundo, sus operaciones de propaganda mediática y sus embajadas.
No corresponden a la entera Iglesia, que comprende todas las conferencias episcopales, congregaciones, institutos religiosos que no tienen nada que ver con la Santa Sede.
Ni siquiera corresponden a la entera organización del Vaticano, que incluye también, por ejemplo, el presupuesto de la Ciudad el Vaticano, la banca vaticana (IOR), el Óbolo de San Pedro (el organismo dedicado a recoger las donaciones de los fieles para la caridad del Papa) y un gran número de fundaciones que colaboran con los dicasterios.
En total, según el prefecto de Economía (que correspondería al puesto de un ministro) el Vaticano tiene un patrimonio neto de casi 4.000 millones de euros. Es la primera vez que se hace pública esta cifra.
“La Santa Sede no funciona como una empresa o como un Estado, no busca beneficios o excedencias. Por lo tanto es normal que esté en déficit”, ha justificado el español Juan Antonio Guerrero en la entrevista en Vatican News.
“A veces debemos dar más de lo que tenemos para cumplir nuestra misión. Lo que debemos ocuparnos es que el déficit sea sostenible y que sea financiado adecuadamente a largo plazo. Debemos confiar en la providencia, que actúa a través de la generosidad de los fieles”.
Las cuentas de la curia romana, siempre fuente de especulaciones y secretismo, vuelven a ser públicas tras cuatro años.
Guerrero fue contratado con la misión de arrollar luz y ha asegurado que la economía de la Santa Sede debe ser “una caja de cristal” para que los fieles vean en qué se gastan el dinero.
Se detalla además que el año pasado el 54% de la recaudación de la curia vino de su mismo patrimonio, el 14% de la actividad comercial (visitas a las catacumbas –que no forman parte de los Museos– o la liberaría vaticana), otro 14% de las cotribuciones de otras entidades vaticanas como el IOR, el Gobierno de la Ciudad del Vaticano o la Basílica de San Pedro y el 18% de las donaciones de las diócesis y de los fieles.
Por lo cual, el déficit podría haber sido mucho mayor si no fuera por las contribuciones a la curia de otras instituciones vaticanas.
En cuanto a los gastos, la mayor parte fueron destinado al Dicasterio de Comunicación, o los medios del Vaticano, (el 22%) y a las nunciaturas apostólicas, o embajadas (21%), que costaron 43 millones de euros.
Con información de La Vanguardia