Vaya par de polis (2010)

Publicado el 28 mayo 2010 por Quesito
No existe ningún motivo válido para ver esta película. Al principio, inconsciente que es uno, se podría llegar a pensar que los motivos radican en ver cómo Kevin Smith afronta su nuevo trabajo, siendo éste el primero que debe abordar con un guión que no le es propio; en ver a Bruce Willis volviendo al personaje de poli duro que tan bien ha sabido encarnar a lo largo de su carrera; en ver cómo una estrella catódiga se arriesga dando el salto a la pantalla grande; o, simplemente, en ver cómo una película, sin excesivas pretenciones, busca la justa medida entre acción y comedia. A pesar de todo lo dicho, créanme, no existe ningún motivo válido para ver Vaya par de polis (Cop Out).
La película intenta recuperar (si es que alguna vez se fueron) la esencia de las buddie movies policiacas tan de moda en la década de los ochenta, en las que una pareja de policias de carácter más bien opuesto debían unir esfuerzos por el bien de la ciudadanía. Ejemplos hay muchos: Arma letal, Tango y Cash, Danko, calor rojo o Límite 48 horas (bueno, en esta sólo uno era poli, pero vale igual). Aunque la que rápidamente me vino a la cabeza mientras estaba viendo Vaya par de polis fue Dos sabuesos despistados (con Tom Hanks y Dan Aykroyd) por aquello de que ambas dan mayor peso a la comedia, a pesar de que, como ya no estamos en los ochenta, el guión ha optado por cambiar a la típica banda de punks malvados de extrarradio, por la típica banda de latinos malvados de extrarradio, que en los tiempos actuales visten mucho más.
La película empieza presentándonos a sus dos protagonistas Jimmy Monroe (Bruce Willis) y Paul Hodges (Tracy Morgan), dos policias que llevan siendo compañeros desde hace nueve años. El primero es más serio, duro y resolutivo, mientras que el segundo resulta más histriónico y deslenguado. A ambos los conocemos en una secuencia sobre un interrogatorio a un sospechoso que, se supone, debe ser divertida y donde se parodia a grandes clásicos cinematográficos. El problema radica en que el resultado final en lugar de divertido resulta de vergüenza ajena.
Total, que ambos la acaban liando y, como acostumbra a suceder en estos casos, su superior les pide que entreguen sus placas y armas, suspendiéndolos de empleo y sueldo. El problema está en que la hija del personaje de Willis tiene que casarse y quiere una boda de alto copete y su padre, suspendido de sueldo, se las verá canutas para pagar el bodorrio, viéndose obligado, finalmente, a vender un valiosísimo cromo de beisbol del año 1952. En el momento de la transacción unos ladrones entrarán en la tienda llevándose el deseado cromo y obligando a nuestros protagonistas a emprender su busqueda por los bajos fondos de la ciudad. Como pueden observar, sin duda, se trata de una absoluta trama de mierda.
Como les decía al principio, la película está dirigida por Kevin Smith, que si pretende relanzar su carrera con productos como Vaya par de polis lo tiene clarísimo, pues lo único que consigue es bajar un nuevo peldaño en su filmografía (y ya se está acercando peligrosamente a los sótanos). Para ello cuenta como protagonistas con una estrella cinematográfica como Bruce Willis y con una estrella de la pequeña pantalla como Tracy Morgan (popular por su papel en la serie Rockefeller Plaza). No existe ningún tipo de química entre ambos y en ocasiones parece como si estuvieran interviniendo en películas distintas. Willis no parece estar cómodo en ningún momento del film; por el contrario, Morgan si parece estar cómodo, lo que terminó provocando mi incomodidad como espectador. Además, como secundarios en la película también intervienen Sean William Scott (el capullo salido de American Pie, que sorprende una vez más con su asombrosa variedad de registros) y Jason Lee (Me llamo Earl), un habitual de las películas de su amigo Kevin Smith.
¿Realmente alguien pensó en algún momento que hacer esta película era una buena idea? Kevin Smith está en horas bajas (y ya hace demasiado) pero, más allá de lo que le hayan pagado por dirigir este cagarro, ¿realmente cree que esta película es buena para su carrera y para que, más adelante, le surjan proyectos más atractivos? ¿Y Bruce Willis? Por muy coleguitas que se hiciera con Smith en el rodaje de La Jungla 4.0, ¿tiene necesidad de aceptar estos proyectos tan menores y sin ningún encanto?
Lo cierto es que al poco de empezar la película uno ya empieza a tener claro que la cosa va a ser un absoluto desastre. El humor que destila la cinta no me hizo gracia en ningún momento (habrá gente que se parta la caja con un negro vestido de teléfono móvil gigante gesticulando como un poseso mientras habla a gritos soltando improperios y memeces varias, pero no es mi caso) y si encima se mezcla con una dosis de acción sin ningún tipo de tensión ni fuerza, pues el resultado huele a cadáver que hecha para atrás. A medida que la trama avanza se van confirmando los temores y uno sólo puede llegar a desear que la cosa termine cuanto antes para que le duela lo menos posible, pero incluso en ese caso, la película se empeña en alargarse innecesariamente. Cuando por fin termina, uno se da cuenta de que no existe nada en la película que resulte mínimamente destacable. Positivamente, se entiende.
Resumiendo: Señor Smith, si lo que pretendía era dirigir esta película para lograr hacer resurgir su carrera cual ave Fénix, lamento comunicarle que, con ella, lo único que ha logrado es orinarse en sus propias cenizas.
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