- Buenos días. ¿Quiere populismo? Tengo de todo y a todas horas.
- Buenas. No, por favor.
- ¿Por qué dice que no si no lo ha probado?
- No me interesa.
- Bien, vale. Tengo frases, lemas, promesas y falsedades que agitarían a las masas. Al pueblo lo que es del pueblo. Son baratas.
- Ya las conozco. Las leo, veo y sufro todo el día. No quiero nada.
- Pero con esto triunfaría ante cualquiera y mi precio es de risa.
- Ya le dije que no. No quiero nada de eso, no me gusta.
- Pero no se trata de que le guste. Lo que le doy funciona rápido y mueve todos los tableros.
- No toque la cucharilla, por favor.
- Tengo fascismo, libertad, socialcomunismo, pandemia, insultos, escraches, acosos, lo que quiera. De izquierdas o de derechas. Rojos o fachas. Es lo que se lleva.
- No insista.
- Incluso tengo en la furgoneta packs de guerracivilismo o encuestas precocinadas y a la carta. Usted elige. Le hago precio.
- No elijo nada. Ya le dije que no me interesa nada. No se acerque tanto y súbase la mascarilla.
- Veo que no entra en razón, esto es lo que se lleva.
- Me la sopla lo que se lleva.
- Como extra, le adjunto gratis discursos prefabricados para que la gente oiga lo que quiere oír, con frases de taberna que tanto gustan. También tengo un vídeo con interesantes consejos sobre cómo hablar y sonreír una hora seguida sin decir ni contestar absolutamente nada. Es la releche el método y todos pican.
- Qué pesadito es usted.
- Le veo airado.
- Lo que ve es que intento tomar este café y leer este periódico. Si usted me deja.
- Pero en ese periódico le informan de cantidad de ejemplos de lo que le digo. El populismo funciona y los resultados son espectaculares.
- Por favor...
- Le dejo mi tarjeta y piénselo. Mejor llámeme al móvil.
- No pierda el tiempo conmigo.
- Se arrepentirá. Ya lo verá.
- Lo dudo.
- ¿Lo duda?
...
- Mire, payaso... Váyase un poquito a la mierda.