Vegana, no estás sola

Publicado el 19 febrero 2020 por Carlosgu82

Los datos nos respaldan. 1 de cada 10 españoles y/o españolas, es veggie.

En los últimos años han aumentado de manera muy considerable los restaurantes veganos/vegetarianos y tu entorno empieza a diferenciar entre unos y otros, pero si eres vegano, vegetariana, ovolactovegetariano, pescatariana o incluso flexitariano, te encontrarás a menudo con varias situaciones, la mayor parte de ellas, incómodas.

Cuándo te planteas dejar de comer carne, te preocupa cómo vas a suplir la proteína, que comidas vas a hacer diariamente…pero no eres consciente de lo que te espera a tu alrededor, de que vas a ser el blanco de bromas y de los debates que se van a generar cada vez que comas algo diferente. Algo que me llama mucho la atención, es la falta de empatía que tiene la gente con este tema.

Casi a diario tenemos que escuchar como nos intentan convencer de que hacemos mal, de la importancia de consumir productos animales, con un montón de argumentos huecos, basados en ignorancia o en la propia realidad de cada uno. Si bien, tenemos que respetar a los omnívoros «porque es lo de siempre», también tenemos que aguantar todo tipo de bromas (absurdas a mi parecer) ,que incluso faltan al respeto y de las que todo el mundo se hace partícipe, pero es tu culpa, nadie te mandó ser la rara.

Si es tu caso, a menudo escucharás cosas como:

«A mí también me dan pena los animalitos, pero,entonces ¿Qué comes?…La carne es necesaria…Los ganaderos viven de eso…El tofu me da asco…Se come carne desde el principio de los tiempos…Es una moda…»

Más allá de abrir un debate, estos son los 3 principales motivos, que me llevaron a replantearme mi alimentación y dejar de comer carne.

1) Los animales NO son comida

Si no lo llevas dentro, es difícil que lo entiendas. La causa principal y para mí la más importante. Siempre he tenido una sensibilidad especial con los animales, no son objetos, sino seres vivos que sienten y se merecen ser respetados.

Los animales son seres indefensos y nobles, cómo tal, deberíamos cuidarlos y protegerlos, pero en vez de eso, los maltratamos al máximo, por supuesto pensando siempre en nuestro propio beneficio, porque…¿Para qué los queremos si no sirven para comer?

Por poner un ejemplo, de tantos que hay, en la industria láctea, para mí una de las más crueles, por su maltrato continuado, cruel y su frialdad, separan al ternero a los pocos días de nacer para quedarse con toda la leche de la madre. La vaca llama durante días al ternero. Cuándo se acaba el ciclo de leche, se vuelve a inseminar, de manera artificial y se ordeña con máquinas eléctricas de 2/3 veces al día, 7 días de la semana, todos los días del año, incluso los meses en los que está embarazada.

A los 5 años, después de parir 4/5 veces, ya no es rentable y se envía al matadero, a pesar de que la media de vida de una vaca, es de 20/25 años.

La suerte del ternerito no es mucho mejor, hacinado durante meses con otros terneros, con una alimentación deficiente, muchos mueren antes de ser enviados al matadero.

2) Respeto por los recursos naturales

Por mí propia experiencia, si no estás de acuerdo con lo primero, tampoco respetarás esto, pero es una realidad.

La industria ganadera, la lechera y la peletera son contaminantes y desgastan a más no poder los recursos naturales.

Si contamos con que 1 kg de carne necesita 15.000 litros de agua, 6/10 kg de legumbres/cereales y un 70% del terreno agrícola del planeta se usa para cultivar la alimentación y crianza de la ganadería, podemos hacernos una idea del desgaste ecológico que esto supone. Esto se consigue, desforestando montes y selvas, con todo lo que conlleva, como que estamos destruyendo algo necesario para frenar el cambio climático y el efecto invernadero.

«El ser humano se vanagloria a menudo de ser la especie más inteligente del planeta, mientras destroza ese planeta, que es el que le da vida y usa los recursos bajo su propio interés, sin ningún tipo de cuidado y sin miramientos»

3) Salud

Está demostrado que la industria de la carne, salvaje a más no poder, con animales hacinados, maltratados al máximo y sus ya famosos alimentos ultraprocesados, no solo es mala, sino que también es perjudicial, siendo la carne roja y la procesada, incluso calificada por la OMS como uno de los posibles motivos en el desarrollo de algunos tipos de cáncer.

Por otro lado, está demostrado que un elevado consumo de productos de origen animal incrementan el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares y autoinmunes, además de acelerar el envejecimiento, crear osteoporosis e incluso diabetes del tipo 2.

Hay mil opciones para sustituir la carne de tus platos, por otros alimentos de origen vegetal y muchas opciones veganas exquisitas, al igual que lo que también hay, es mucha falta de interés y mucha desinformación.

El problema más grande radica en la mente y en la cultura en la que nos hemos o no han criado. No vemos posible un cambio de alimentación porque «la carne es necesaria». Eso, sin informarnos siquiera de si es cierto, nos fiamos a ciegas de lo que nos dicen.

Cuándo nos guiamos por las normas sociales, dejamos de ser libres, pasamos a ser un producto social. Si la mayoría de nosotras nos planteáramos lo que implica ese plato de carne que tenemos delante, no lo comeríamos, pero no lo hacemos, ¿por qué no? pues porque nos han educado así, porque es ley de vida u otra serie de argumentos basados en nuestra propia comodidad.

Nos asustamos cuándo nos dicen que en una parte de China se comen perros (algo que me espanta, obviamente) pero ¿Por qué los perros o gatos son mascotas y los cerdos alimento?

El cerdo es uno de los animales más inteligentes que hay, pero es también uno de los más maltratados, porque sí, porque así nos lo han impuesto, pero comerse un perro o un gato, eso sería impensable, ¿sabéis por qué? pues por lo mismo, porque nos lo han impuesto. Algunos animales sí y otros no, porque sí y punto.

Informarse, abrir la mente e ir incrementando otras opciones a nuestra dieta, mientras reducimos el consumo de carne, ayudaría mucho a crear un mundo mejor, ya no para nuestra generación, sino para las que vienen, a las que les estamos dejando un planeta destrozado, con un cambio climático inevitable, además de con muy pocos valores, basado en el interés y en el beneficio propio.

Yo no lo quiero para mis hijos, ni hijas ¿y tú?