Veinte hospitales españoles han incorporado la Cirugía robótica para el tratamiento de tumores urológicos

Por Fat

La cirugía robótica es una reciente adición a las herramientas de la cirugía mínimamente invasiva. Hace cinco años el robot Da Vinci debutó en España como colaborador de lujo para el urólogo. Su primera tarea fue la cirugía por cáncer de próstata. En estos años, no ha dejado de ampliar sus indicaciones en la cirugía urológica. Éste ha sido uno de los temas centrales en el LXXV Congreso Nacional de la Asociación Española de Urología (AEU), que se ha celebrado recientemente en el Palacio Euskalduna de Bilbao. Esta especialidad quirúrgica ha sido la primera en incorporar el robot al quirófano.
El doctor Humberto Villavicencio, presidente de la AEU, fue el primer cirujano español en utilizar estos sofisticados equipos. En la actualidad, cerca de veinte hospitales españoles cuentan ya con esta nueva tecnología. Aunque a la cabeza sigue estando Estados Unidos, que dispone de más de 500 robots en activo, en Europa cada vez la cifra es más elevada. "Mientras en los países del continente europeo aún están en fase de potenciar la cirugía laparoscópica (basada en incisiones mínimamente invasivas), los norteamericanos ya han sustituido esta técnica por los robots", comenta el doctor Villavicencio.
Su empleo permite al urólogo trabajar con mayor precisión. Tal y como explica el doctor Joan Palou, experto de la AEU, "el robot proporciona una visión tridimensional, dispone de brazos que se mueven con unos grados de libertad mayor que los instrumentos laparoscópicos convencionales y además se elimina el temblor de los movimientos de la mano, por lo que hablamos de una intervención mucho más precisa".
Este es el paso adelante que se ha dado en los últimos años para tratar el cáncer de próstata o de vejiga y superar los buenos resultados que se obtenían con la cirugía laparoscópica. Según apunta el doctor Villavicencio, "aunque la mayoría de los hospitales españoles que ya cuentan con estos aparatos están en Madrid, Cataluña y País Vasco, esta es una realidad de la que deberían disponer la práctica totalidad de hospitales españoles". Y añade: "es muy probable que cuando disminuyan los costes y se simplifique la tecnología sea la cirugía del futuro".
El doctor Robert Reiter, uno de los responsables del Programa de Oncología Genitourinaria y de Próstata del Centro Oncológico Jonson y director del Centro de Investigación Urológica de la Universidad de California, Estados Unidos, opina que la cirugía robótica ha sido un avance esencial a la hora de permitir a más cirujanos extirpar la próstata a través de una técnica laparoscópica mínimamente invasiva. No obstante, según el experto norteamericano, "la habilidad quirúrgica sigue siendo hoy por hoy el factor más importante en el resultado final, independientemente de si es cirugía abierta o robótica. La menor implantación de robots en Europa se debe a que los cirujanos de este continente tenían más experiencia en técnicas laparoscópicas".
Por su parte, el doctor Palou considera que "la curva de aprendizaje de la cirugía robótica es más corta que la de la laparoscopia convencional". Pero entre las desventajas de este procedimiento destaca que "puede tardar más tiempo en llevarse a cabo, debido al tiempo requerido para preparar el robot y además requiere formación de los especialistas y entrenamiento de los cirujanos, un coste más que hay que asumir".
Uno de los robots quirúrgicos que se utilizan en esta técnica es el sistema robótico Da Vinci, que consiste en una videoconsola quirúrgica para el cirujano con dos o tres brazos robóticos articulados y otro que sostiene la cámara. Una vez colocados los soportes mecánicos por el cirujano ayudante, el cirujano principal, sentado en la consola es capaz de controlar los brazos robóticos mientras observa la imagen en 3D del campo quirúrgico. "A través de una videoconsola el cirujano puede operar, a una distancia de unos cuatro metros del paciente, a través de los brazos del robot", asegura el doctor Villavicencio.
-Valorar el riesgo del paciente y su respuesta a los tratamientos
Pese a todos los avances, el doctor Mark Emberton, profesor de Cirugía Oncológica del Instituto de Urología del Colegio Universitario de Londres, afirma que siempre habrá pacientes que requieran un tratamiento de toda la glándula prostática. "La evidencia científica sugiere que no es el robot en si mismo el que aporta mejores resultados, sino que la clave está en contar con una gran experiencia tanto en cirugía abierta, laparoscópica o a través del robot. Concretamente en Europa tenemos una mayor proporción de cirujanos que se entrenan por vía laparoscópica".
Para este experto, el objetivo en el futuro es lograr una mejor valoración del riesgo, tanto en términos de la mayor o menor probabilidad del pacientes a desarrollar una enfermedad, como su respuesta a los tratamientos."Si logramos esto, lo más probable es que en los varones se opte por hacer una vigilancia activa. En este contexto, la terapia focal representa una estrategia muy atractiva que podría controlar la evolución del tumor, a la vez que se mantiene la función genito-urinaria. Actualmente se están llevando a cabo diferentes estudios en esta línea", concluye el doctor Emberton.