Han pasado veinticinco años de la mayor masacre de ETA, la de hipercor en Barcelona. Veintiún muertos y cuarenta y seis heridos nos devuelven los titulares del tiempo: los números terribles de la muerte. Hoy los culpables ya entreven la calle, las víctimas con el dolor latiendo tras varías capas de tiempo y para ETA un Rubicón, el del atentado indiscriminado y contra todo el mundo que luego ha sido la forma normal de atentar y amenazar de la banda del hacha y la serpiente.Los que en aquellos tiempos vimos, con el siempre amenazante "avance informativo", en la televisión el tremendo descalabro y locura mesiánica del terror quizás veíamos un cortinón de imposibilidad delante de nosotros: "el terror no acabará nunca". Ahora sabemos que ese muro eran veinticinco años de terror, de desarticulaciones, de cárcel y de nuevos muertos, nuevas sangres, nuevas lágrimas. Pero que al final han desembocado en la ausencia de violencia. Todavía párvula y con muchas servidumbres pero paz al fin y al cabo.Hoy mi recuerdo es para todos aquellos que perdieron la vida y para todos los ciudadanos que fuimos amenazados por esa acción indiscriminada incluso con algún ruido disonante de sables. Los ciudadanos siempre sufrientes y siempre llorantes cuando el terror nos ataca somos los eternos juguetes y los perennes atacados por los absolutos del miedo y la violencia.Ahora que estamos en otra era, otra época pero donde el pasado lejos de ser un veneno es un recordatorio necesario para evitar su maldición, debemos reconocer este tiempo, este daño, estas circunstancias a las que se ha llegado gracias a la ley y la justicia y sin cerrar la vía de una salida rápida buscar, aunque pueda tardar, la salida certera. Al fin y al cabo hace veinticinco años de los casi veinte años desde que ETA mató por primera vez.Terrores con el tiempo. Recuerdos del día de mañana.Imagen: http://www.rtve.es/noticias/20120614/roberto-manrique-victima-atentado-hipercor-entrevista-carcel-etarra-caride-simon/535959.shtmlDespierte el alma dormida, avive el seso e despierte.
A fin de cuenta sino pensamos y vivimos para que queremos estar.
Los pensamientos de hoy son recuerdos del mañana que tenemos hoy.