Vemos lo que buscamos

Por Carlos Melero Bascones @Gotasdecoaching

Hace mucho tiempo que no escribo en el blog porque estoy centrado más en el libro y el curso “Coaching Realista desde cero”. Ambos (libro y curso) tienen el objetivo de ayudar a las personas a practicar el coaching tal y como yo lo entiendo, aunque no tengan conocimientos previos.

Quiero compartir aquí un capítulo del libro que es, al mismo tiempo, parte de la teoría del curso:

Vemos lo que buscamos

Coaching Realista desde cero.
Carlos Melero 2016-2017

Una vez hice un experimento con mi propio hijo. Íbamos en el coche y le pregunté de qué color eran las farolas que habíamos pasado. Me dijo que no lo sabía. Entonces le expliqué que habían descubierto que la pintura usada en algunas farolas era muy tóxica y dependía del color. No dije mucho más. Unos minutos después le pregunte de qué color eran las farolas y me dijo que eran todas verdes.

Como ya he dicho antes, la mente consciente tiene una capacidad de procesamiento inferior a la cantidad de información que nuestros sentidos pueden recoger. Hay un proceso de filtrado que permite a las personas descartar lo que no les es relevante. En el caso de mi hijo, cuando el color de la pintura de las farolas fue algo importante, comenzó a tomar conciencia de él.

También sucede que las personas ven lo que esperan que suceda y no siempre se dejan sorprender. La cultura popular tiene algunas alusiones a esta curiosa característica de nuestra percepción. “No hay peor sordo que el que no quiere oír”, “Ver antes la paja en el ojo ajeno que la viga en el propio” o “A quien se siente martillo todo le parecen clavos”. Si consideramos que un compañero de trabajo es torpe o bondadoso, al observarlo será muy posible que eso sea lo que veamos, porque es lo que esperamos ver. Pocas veces reconocemos las buenas acciones de la gente que consideramos mala, y al revés. Por esa misma norma, si un usuario se considera torpe, al fijarse en sí mismo verá, sobre todo, aquello que refuerza su idea de ser torpe.

Es decir:

  • Las personas son más conscientes de aquello que les rodea cuando tiene importancia para ellas.
  • En cierta forma, tienen más capacidad de observar aquello que coincide con su visión del mundo.

Tanto “La ley de la atracción” como el “El secreto” son dos ideas que ha ganado cierta fuerza en el mundo del coaching de fantasía. Más o menos vienen a decir que el universo te provee de aquello en lo que realmente te focalizas. Por lo tanto, si te centras en lo que no quieres, el universo te proporciona más de eso que no quieres y si consigues definir con claridad lo que sí quieres, es lo que obtendrás. Creo que estas corrientes son distorsiones esotéricas del concepto que explico en este capítulo, ya que sea lo que sea lo que vas buscando en el día a día, tanto defectos como virtudes, eso es lo que vas a encontrar. No porque aparezca mágicamente, sino porque tu mente filtra aquello de lo que tomas consciencia en base a lo que consideras importante.

Para que las preguntas del coach sirvan para que el usuario tome conciencia más allá de lo que consideraba relevante o coincidente con sus convicciones, es importante, de nuevo, que el coach busque lo que está ahí y el usuario no dice. El coach sabe que el usuario filtra la información sin ser consciente de ello, por eso el coach recurre a la curiosidad para encontrar qué hay en la realidad que el usuario ha observado sin procesarlo.

Las preguntas abiertas y las asunciones son muy útiles en este sentido. Es muy frecuente que en las sesiones haya momentos como este:

  • ¿Qué tiene de bueno tu jefe?
  • Nada
  • Y si lo tuviera ¿Qué sería?
  • Es paciente

Ya que las personas observan según su disposición, el coach ayudará a que el usuario tenga distintos puntos de vista cuestionándole las apreciaciones que consideraba ciertas.