Vencer el sentimiento de la ira

Por Valedeoro @valedeoro

[Esta entrada es parte de una mini-serie sobre el estoicismo romano y cómo aprovechar sus fundamentos para una vida (no sólo) minimalista. Hasta ahora he presentado los principios más importantes de la filosofía estoica, de ahora en adelante trataré técnicas más concretas para aplicar estos principios en situaciones concretas.]

Enfadarse es el sentimiento diametralmente opuesto a estar tranquilo y alegre, y por lo tanto, la ira es uno de lo sentimientos menos deseables desde un punto de vista estoico. En su ensayo “Sobre la Ira” Séneca lo describe como una locura puntual y razón de la mayoría de los desastres humanos (guerras, atentados, juicios prolongados) que puede destruir naciones y personas. La ira por lo tanto, no es nada productiva y es un desperdicio de tiempo.

La diferencia entre la venganza y dar una lección

Cuando sientes ira, quieres vengarte. Tienes el impulso de hacerle daño a la otra persona para sentirte mejor. Es un sentimiento que está totalmente centrado en ti y que solo generará más ira. Eso no significa que no se deba reaccionar frente a actos injustos o equivocados de otras personas. De hecho, es tu deber de enseñarles cómo hacerlo mejor y castigar el comportamiento inadecuado en su justa medida, para ayudar a la otra persona a hacer lo correcto en el futuro. En este caso la reacción se centra en la otra persona y ya no en la propia venganza.

Cómo evitar sentir ira

La ira es un sentimiento y por lo tanto es difícil evitar sentirse iracundo. Sin embargo con ayuda de la razón es posible entender nuestras emociones y actuar de forma adecuada. Como humanos tenemos la tendencia de juzgar cualquier acontecimiento como si se tratara de nosotros. Pensamos en seguida que el carro que se para en medio del paso de peatones lo hizo para impedir nuestro paso. Juzgamos que la persona que se coló en la fila lo hizo para que nosotros perdiéramos el tren. Pero hay que recordar que solo porque las cosa no resultan como nosotros queremos, no significa que alguien tenga algo en contra de nosotros.

Cuando sientes que la ira se acumula dentro de ti, vuelve a pensar en la tricotomía del control y evalúa si realmente vale la pena enfadarse. Generalmente lo que nos da rábia no son amenazas reales, sino pequeñas irritaciones. Realmente quieres perder tu tiempo y tu buen humor descargando tu ira sobre el dueño de un coche que ni siquiera está presente?

Trucos prácticos para que la ira desaparezca

Hay situaciones donde el raciocinio no ayuda y nos hacen estar a punto de explotar. En estas situaciones puedes aprovechar la estrecha relación cuerpo-mente. El truco de tu madre de contar lentamente hasta 10 antes de contestar realmente funciona, porque instintivamente empezamos a respirar más lentamente lo que reduce nuestro ritmo cardíaco lo que avisa al cerebro que ya no hay ninguna razón para sentir ira. Reducir el volumen de la voz y moverse más despacio tiene el mismo efecto. Nuestra mente no está preparada para soportar dos estados mentales opuestos, por lo tanto si empiezas a reaccionar como si estuvieras calmado, estarás más calmado.
Y si alguna vez te has enfadado de forma desproporcionado, entonces pide perdón. Pedir perdón es una de las herramientas más poderosas para construir lazos humanos y para evitar que la próxima vez reanudes la situación con la misma emoción negativa.

Lo que un(a) minimalista puede aprender de los estoicos

Al igual que el dolor, la ira es una reacción emocional y no siempre podrás controlarla. Pero una vez que aceptas que tu puedes influir sobre como reaccionar frente a esta ira, podrás empezar a practicar diferentes reacciones y experimentar la diferencia en ti mismo y en las otras personas. Empieza con respirar hondo cuando sientas que la ira se manifiesta. Recuerda que la ira no cambiará la situación inmediatamente, sino que tendrá un efecto nefasto sobre la relación contigo o con las personas a tu alrededor. ¿Y para qué gastar energía en un sentimiento que no te aporta nada, si tienes en tu poder resolver la situación de forma calmada y serena?


Inspirado en capítulo 13 de: “A guide to the good life”, Irvine (2009).


Foto: El Edo! / flickr