El viaje puede ser un deseo, un anhelo futuro, o un recuerdo. Y rara vez la vivencia inmediata llega a estar a la altura del deseo o del recuerdo. Durante uno de mis retornos a Venecia, quise retratarla inspirado en los cuadros que hiciera siglos antes el inmortal Canaletto. Y así confirmé de primera mano algo que sabía, pero que me había resistido a creer: Canaletto había alterado las dimensiones reales, había inventado una ciudad que nunca existió, pero que pervivirá más allá de su modelo. POR FRANCISO GARCÍA JURADO. HLGE
Para Antonia, por su pasión por las cosas
No puedo disfrutar de los lugares si estoy "simplemente" en ellos. Ya sé que esto es una suerte de perversión viajera, pero el caso es que disfruto más de la vista del Palacio Real de Madrid desde el río manzanares si imagino que se trata de la Acrópolis de Atenas y, de manera inversa, en Atenas tiendo a evocar calles y lugares de mi antiguo barrio madrileño de Tetuán, tratando de reencontrar la infancia donde acaso nunca estuvo. Con el tiempo supe que éste era el juego que utiliza el protagonista de ese grandioso libro (en todos los sentidos) que es "A la búsqueda del tiempo perdido", de Marcel Proust. El caso es que cuando nuestro personaje llega al fin a Venecia, tras haberla evocado durante años, imagina que el sol que entra por las rend