Revista América Latina

Venezuela. Alberto de Luca Bartolomeo: Psicología al día: A mi padre el inmigrante.

Publicado el 28 junio 2015 por Joseantoniomedina1234

columnista alberto de luca bartolomeo.jpgPapá amigo, estuviste a mi lado  en mis juegos de niño, elevando cometas, jugando a las escondidas, lanzándome al aire, riendo conmigo. Pasaron los años, mis sueños de niño, y un día cualquiera dejaste que viera el gran libro abierto de tu propia vida.

Aprendí a quererte, ya no como  a un héroe, más como a un amigo, compañero de camino, que a pesar de todo siempre está conmigo. Confío en ti sin condición ni duda. ¡Felicidades papá!: porque has llevado dignamente tu ardua misión.

En cada uno de nosotros, tus hijos, has sembrado semilla de bondad, ternura y responsabilidad. Tu tarea la has cumplido con tanto amor y generosidad, que con amor te digo: ¡Gracias papá! por lo que siempre has sido.

Me has enseñado, con tu ejemplo vivo, a se padre, a ser papá… El que es padre es padre ante todo, y el que ha sido padre una vez ya no podrá ser nunca más que padre.

No se puede ser ni un poco padre ni muy padre, se es sencilla y llanamente padre, porque la paternidad, en su realidad profunda, está constituida solamente por el hecho de que padre e hijo participan de la misma vida.

Lo esencial de la paternidad no es la masculinidad del varón o la feminidad de la mujer, sino el amor que los lleva a comunicar su vida. Eso explica el amor arraigado y permanente de los padres hacia sus hijos.

El hombre de hoy vive la paternidad de varias maneras: el huérfano, como ausencia, dolor, vacío; otros, como opresión, autoritarismo, cuando el padre dice siempre: “aquí mando yo y se hace lo que yo diga”. Otros, como amor, cuidado, atención, entrega.

Papá hablaba de exigencias y valores, de desarrollar el carácter y lo que eso significa en la evolución de la vida. Hablaba de cómo tomar y evaluar decisiones, de cuándo admitir que uno se equivocó y retirarse y cuándo mantenerse firme aun frente a la adversidad.

Papá me enseñó a valorar el Padre Nuestro, y cuando lo rezo y digo “Padre”, estoy proclamando dos cosas: Dios es amor, es bondad, es fuerza, es firmeza, es seguridad, es mi padre y al mismo tiempo me estoy proclamando “hijo” suyo, lleno de ternura hacia su Padre Dios y de plena confianza en que Él me escucha siempre y está pendiente de mí, pues me ha hecho su hijo.

¡GRACIAS PAPÁ! Que el buen Dios te tenga en su gloria, te siga bendiciendo y brindando siempre su amor eterno. ¡FELICIDADES PAPÁ!. 04145541014 [email protected] Colaboración especial para LatinPress®. http://www.latinpress.es


Venezuela. Alberto de Luca Bartolomeo: Psicología al día: A mi padre el inmigrante.

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