La dinámica sigue siendo la misma de 2002, los empresarios sabotean la economía, los medios privados multiplican el descontento y generan temor y violencia, para luego presentar los hechos violentos como si estos salieran de los sectores revolucionarios. En 2002 eran los círculos bolivarianos y ahora son los colectivos y los motorizados bolivarianos.
En El Nacional -apodado en los sectores populares como Nazional-, la línea editorial abiertamente antichavista se mantiene firme a lo largo de cuatro páginas donde se presenta detalladamente las opiniones de los que marchaban y de los grupos políticos de derecha que convocaron las actividades. Sin embargo, las razones parecieran confusas incluso para sus propios periodistas.
Un día antes de la marcha, el martes 11 de febrero, el titular principal de este diario rezaba: "Nos mantendremos en la calle calle hasta el final del gobierno"
Algunas notas dicen que la movilización se llevó a cabo para pedir "la liberación de estudiantes retenidos", luego de que grupos de choque generaran hechos de violencia en Mérida y Táchira, en días pasados, cuando incluso atacaron la sede de la Gobernación de Táchira. Sin embargo, líneas después, los mismos participantes en la marcha del pasado miércoles explican que buscan "un cambio político", mientras otros gritan, como también lo hicieran con Chávez durante 2002 y 2003: "¡Y va a caer, y va a caer, este gobierno va a caer!".
Posteriormente, se refieren a pancartas que hablan de "La Salida", y explican que no sólo fueron estudiantes, sino "militantes de partidos políticos de oposición" y "miembros de la sociedad civil", término ampliamente usado por los medios de comunicación los días previos al golpe de Estado de 2002 y al sabotaje petrolero.
Conforme avanzan las páginas, El Nacional arriesga más y presenta declaraciones del derechista Leopoldo López donde señala que la marcha tenía un único propósito: "cambiar el régimen" mediante una "salida (que) no va a ser en un día o dos".
Sin embargo, en la última página de El Nacional el discurso editorial sostenido durante casi toda la edición del diario de este jueves, se desdibuja. Los periodistas ya no hablan de "colectivos oficialistas" ni de motorizados, sino que parecieran justificar las acciones violentas con adjetivos moderados.
"La marcha que se había desarrollado pacíficamente degeneró en violencia luego de que los manifestantes más exaltados se negaron a abandonar la sede de la Fiscalía", reseña El Nacional. Posteriormente agregan: "Los que insistían en quedarse levantaron alcantarillas e hicieron barricadas con basura y escombros en las esquinas".
En esta última página, el diario admite lo que no dice en el resto de su edición: los hechos violentos fueron generados por grupos de choque de la derecha que atentaron contra la sede del Ministerio Público. Los periodistas tratan de suavizar la información y futilizar las razones para la agresión: "Otros optaban por armarse con piedras y bombas molotov para enfrentarse a los cuerpos de seguridad que tenían acordonada la zona".
Párrafos más adelante se dice que a los agresores "optaron por el vandalismo y decidieron destruir los vehículos del Cicpc", mientras que en una foto leyenda de la página 13 de Últimas Noticias puede leerse "Patrullas del Cicpc ardieron en Parque Carabobo, lo que creó un caos en pleno centro", como si el hecho hubiese ocurrido sin causal aparente.
El Universal reseña una información donde se hace un llamado a que se eviten "los pronunciamientos que exacerben los ánimos", como los que han hecho los dirigentes políticos de la ultraderecha a través de medios de comunicación y redes sociales. Sin embargo, no informan sobre los continuos llamados a la paz que ha hecho el presidente Nicolás Maduro y los diferentes organismos del Estado ni se refieren al Plan Nacional de Pacificación que será presentado este viernes.
AVN