Venezuela y Zara: La Democracia de Chavez

Publicado el 05 marzo 2013 por Alejandropumarino

El Gobierno de Venezuela vuelve a actuar contra las empresas españolas. Ahora, le ha tocado el turno a Zara, que se ha visto obligada a cerrar todas sus tiendas del país durante 72 horas. El Instituto para la Defensa de las Personas en el Acceso a los Bienes y Servicios (Indepabis) ha emitido esta orden después de que la cadena de Inditex decidiera subir sus precios para adaptarse a la profunda devaluación del bolívar. A principios de este mes, el Gobierno de Chávez anunciaba que el tipo oficial de cambio del país pasaría de 4,3 bolívares por dólar a 6,3. Se trata de una devaluación de la moneda local del 46% y se justifica por la necesidad de hacerle frente “al brote inflacionario y especulativo que sufre” el país. La respuesta lógica de las empresas extranjeras a esta medida ha sido subir sus precios para adaptarse al nuevo escenario. Esto ha enfadado, y mucho, al Ejecutivo venezolano que no ha dudado en echar el cierre de todos aquellos negocios que han tenido la osadía de aplicar su propia política de precios.

La democracia y la libertad de mercado consisten, para el gobierno bolivariano, en imponer su política que sostiene grandes diferencias sociales en Venezuela, donde grandes fortunas comparten espacio vital, que no social, con una población tercermundista, al lado de donde se entrenan terroristas de medio mundo, dispuestos a llevar la revolución donde sea, presentando a Diso antes de tiempo a los ciudadanos que no piensen del modo que ellos consideran correcto.

En un país serio, cada establecimiento establece su propia política de precios, y quien no sea competitivo, se ve abocado al cierre, así de simple. Las decisiones populistas enardecen a una ciudadanía ignorante, que viven en la miseria, pero disfrutan el daño que se pueda hacer a la multinacional de turno, que en este caso, parece más bien poco. Quienes se benefician verdaderamente de los impresionantes recursosdel país, no vociferan, porque la discreción y el silencio son los mejores compañeros de la fortuna dulcemente disfrutada por la minoría que jamás piensa en las necesidades del pueblo del que vive.

Democracia a la bolivariana.