Vengan a salvarnos a los “charnegos” catalanistas de nosotros mismos

Publicado el 14 septiembre 2012 por Trinitro @trinitro

Algunas de las reacciones a la manifestación del 11S son demenciales. Quiero citar un comentario que me ha llegado vía Facebook, bastante interesante, en el que al autor mantendré en el anonimato.

[...] pobres gentes -el voto más desorientado de Europa-, y ha permitido el sojuzgamiento intelectual y moral de las clases populares al imaginario nacionalista, creando un tipo nuevo de engendro ideológico: el charnego servil, el que busca hacerse perdonar el pecado original de la lengua, de la clase o de los apellidos. La carne de cañón que toda ideología totalitaria necesita para no mancharse las manos y hacerse los guapetes. Tontos útiles que ni siquiera disciernen el concepto de soberanía, confunden la parte con el todo y sufren un gigantesco síndrome de Estocolmo. Los idiotas que dicen compatible el nacionalismo y el progresismo. Cientos de artículos al respecto, que ni leen ni entienden. Con ese electorado no es fácil ponerse de acuerdo, en parte porque desconocen la ley, y en parte porque su lógica impide el pensamiento analítico. Y la burguesía que manda lo sabe. Para eso los usa.

No entraré a discutir cada uno de sus supuestos argumentos, solamente quiero sacar a relucir los metasignificados que hay detrás. Se parte de la premisa que alguien que sea nacionalista catalán, catalanista o independentista de forma legítima lo es por una razón etnicista, algo que excepto algún tarado ha llegado a imaginar alguna vez y que concuerda puede que con otros “ismos” pero no en su tradición, historia y conformación política con el catalanismo. También muestra que el soberanismo o incluso el catalanismo solo responden a los intereses de clase de la clase burguesa, y que esta es étnicamente catalana (frente a unas clases populares españolas). Algo que ni se sostiene sociológicamente (mi mujer es catalana de varias generaciones y más lumpen proletariat que yo) ni tampoco responde a la realidad que es un país de 7 millones de personas o la que daría un simple paseo por la Bonanova o El Putxet donde descubrirá que hay también muchos Martínez cuyo idioma materno es el castellano.

Pero ni siquiera se plantea que una independencia fiscal nos pudiera permitir disfrutar de un mayor nivel de gasto público por ciudadano en Catalunya que el actual que estamos teniendo. No, eso es muy sutil. Ya se parte que cualquier paso hacia el independentismo solo va a beneficiar a la élite burguesa (evidentemente catalana étnicamente) y perjudicar a las clases obreras (evidentemente étnicamente españolas), y que estamos siendo utilizados, todos los catalanistas-charnegos-con-sindrome-de-estocolmo por una élite étnica catalana. Como Tutsis y Hutus, en lugar de ser una sociedad un poco más compleja, donde los Borrell y los García andan muy entremezclados y el tipo que está a tu lado en la cola del paro puede ser de Uzbekistan, sus padres ser de Cuenca o de 10 generaciones de viguetanos. Donde los resultados de los últimos 30 años de las elecciones autonómicas, generales y municipales indican que, por ejemplo, una ciudad como Barcelona (pero se puede extender a otras como Sabadell, Cerdanyola, Rubí, etc…) los mismos votantes dan mayorías a formaciones políticas muy distintas. ¿Pero para qué utilizar la sociología o la politología si podemos tirar de un argumento etnicista/populista tan rentable?

Lo mejor de toda esta perorata es que detrás está el concepto de que los charnegos serviles que tenemos algún tipo de espíritu catalanista, tenemos que ser salvados de nosotros mismos. No sabemos nada, estamos siendo utilizados por una élite étnica catalana, y obedeciéndoles de forma alegre y conformista. Gracias a que tenemos amigos de nuestra misma etnia (la española, por supuesto) que desde fuera nos iluminan, y sobretodo garantizan que no cometamos el error de querer que decidamos nuestro futuro junto a los opresores de la etnia catalana.

Detrás, evidentemente, está el argumento que sostiene el porqué los catalanes (incluidos los que étnicamente somos españoles) no podemos decidir nuestro futuro por nosotros mismos, tenemos que ser tratados como menores de edad o incapaces mentales, y por tanto es el resto de España la que decide (al ser más, y sobretodo velar por los intereses de los que étnicamente son españoles) que es lo mejor para los charnegos serviles que vivimos en Catalunya.

Cualquier persona medio normal ve que esta argumentación (la del autor del comentario, me refiero) raya la demencialidad, pero esta argumentación, es la que emocionalmente justifica el porqué muchos conciudadanos míos del resto de España no cederían nunca a que tomáramos la opción de realizar un referéndum si en Catalunya queremos o no, ser un estado independiente.

Suerte que tenemos a esta gente que nos salva de nosotros mismos. Suerte… o no.

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