La luna redonda, brillante y barrigona le cierra sus párpados para que descanse, mientras su ángel de la guarda cuida sus sueños para mantener alejadas las pesadillas y a raya a los pensamientos desagradables.
Una larga y reforzada soga, sujeta a la rama más gruesa del árbol de pomelos, sirve para alcanzar un fabuloso refugio en las alturas o para imaginarse pirata. ¡Al abordaje!Con una varita mágica que remata en forma de brillante estrellita rosada, Zoé regala ilusiones, sonrisas, quitapesares y devuelve alegrías a padres, abuelos, tíos, primos y amigos.Es puro amor, pura inocencia.Está llena de vida, de misterios para resolver, de aventuras para disfrutar, de curiosidad insaciable, de risotadas contagiosas y de lágrimas para lavar injusticias y desencantos.Zoé es una bendición celestial que esparce dicha y esperanza a su paso.Es una princesa de ternura delicada, frágil piedra preciosa, con corazón de mazapán e ilusiones de chocolate, cuyo futuro es un castillo fantástico de vainilla, custodiado por soldaditos de plomo y de pastillaje donde la esperan el sombrerero loco, una corte de conejos, naipes parlanchines y la reina batata.
©Silvina L. Fernández Di Lisio
Nota: Este cuento fue publicado en la selección antológica "Mundos desnudos" que presentó Editorial Dunken en la 37º Feria Internacional del Libro 2011.Advertencia: A todo aquel que decida reproducir en forma parcial o total este texto es oportuno informarle que el copyright © del mismo pertenece a la autora, quien no cede ni comparte este derecho con ningún otro individuo.