“Buscamos un lugar donde vivir en paz”, “sueño con volver algún día a mi casa”,…, demasiados pensamientos pasan por la mente de más de 70 millones de personas refugiadas en todo el mundo y la cifra va en aumento. Cada dos segundos, una persona es forzada a huir víctima de la guerra, de la persecución, del hambre, de catástrofes naturales y por motivos políticos.
Paralas personas refugiadas hablar de derechos humanos es como hablar del cuento de nunca acabar, que significado tiene una Declaración Universal que adorna los despachos de muchos gobiernos y que ni siguiera el viento mueve sus hojas.
En el libro “Yo soy Malala” que cuenta la vida de Malala Yousafzai, esa niña que se negó a ser silenciada y luchó por el derecho a la educación, que a punto estuvo de morir con quince años, cuando le dispararon un tiro en la cabeza. Malala y su familia también sufrió el tener que marcharse de su pueblo amenazados por los talibanes. Cuenta como en la huida las poblaciones de Mardan y Swabi, en Pakistán, acogieron a miles de personas refugiadas en sus escuelas, mezquitas y en las propias casas. Fue un extraordinario ejemplo de hospitalidad que los salvó de una muerte segura a miles de personas.
En estos días han llegado a España las primeras personas refugiadas procedentes de los campamento de Grecia, son de Siria e Irak, dos países en guerra y totalmente destruidos. Las primeras .palabras de ellos son de agradecimiento y también han manifestado “no olvidarse de los que se han quedado en el camino y no están aquí”.
“Ver y sentir” quiso ser una forma de mostrar a la gente que ve el problema de las personas refugiadas desde el televisor, lo escuchan en la radio, lo leen en los periódicos, y que piensan que todo está demasiado lejos, se trata de acercar una realidad y hacerla visible. “Ver y sentir” fue un montaje audiovisual, sin palabras, pero con imágenes y sonido. Desde una oscuridad total de la noche se bombardeaba un pueblo, una ciudad, ruidos de armas de guerra que inundaron la sala, el humo no dejaba ver la salida de la población que quería huir de ese infierno. La larga marcha para salir de un país en guerra, dejar el hogar, el trabajo, las propiedades, las amistades y los familiares, dejarlo todo para comenzar a ir no se sabe a dónde. Luego, el rechazo de los otros países, de Europa, que cierran las fronteras y nos meten en campos de terror, sin apenas comida, sintiendo el frío y las enfermedades. Pero la esperanza no estaba pérdida y se manifiesta con el sonido del acordeón.
“Ver y sentir” ha sido una acción artística o performance, una muestra con un importante factor de improvisación, en el que el asombro y el sentido de la estética juegan un papel importante. En “ver y sentir” ha participado dos niñas, Jimena y Alicia, y tres personas adultas, Alex, actor y director del grupo de teatro “Compañía del Canal”, Estíbaliz, trabajadora social y Samuel, educador social, autor de este blog. La música en directo la puso María Ruivo con un tema escogido para el momento a través del sonido de su acordeón portuguesa. En los efectos especiales nos ayudó Félix, de la empresa Euro Idees. La performance se estrenó el día 21 de mayo, dentro de la programación del II Festival Solidario de Cacabelos (El Bierzo-León) que organizó la asociación de voluntariado “Flavium".Samuel N.P.