Veranear en la Costa del Adobe

Por Manuel LÓpez Prieto @rigoly

Esta casa se mantiene intacta desde mi nacimiento

Seguramente no tengas ni pajolera idea donde está nuestra queridísima Costa del Adobe por eso te quiero explicar donde se sitúa y como son unas vacaciones que siempre se hacen largas en una costa sin agua salada pero nada sosa. Situamos la Costa del Adobe en gran parte de la provincia de León (excepto Bierzo y montaña) y parte norte de Zamora y Tierra de Campos en Valladolid. La que característica principal es la la construcción de casas y edificios con adobes o tapiales, una arquitectura popular centenaria. Engloba la comarca de Benavente, y de Vidriales, Tierra de Campos, Comarca de La Bañeza y Magarateria, la Cepeda, Mansilla, el Orbigo, el Páramo, los Oteros y Valencia de Don Juan, Valle del Esla. es decir, muchos ayuntamientos y localidades pequeñas y desconocidas para la población en general. Y es que en León casi todos tenemos la suerte de ser de pueblo y tener familiares viviendo o casa más o menos acondicionada para alejarse del asfalto de las grandes ciudades. En verano los pueblos cambian. En ellos encontramos lo que buscamos: ora sosiego y paz, ora bullicio y fiestas, ora sol y bochorno, ora fresquito y sombras. 

La piscina de los pueblos pobres

Levantarse cuando tengas ganas de levantarte y acostarse siguiendo la misma regla es lo mejor de la Costa del Adobe, pero también puedes pasear, sentarte, aburrirte, sestear, comer y beber, oir y escuchar, hablar poco y no gritar nada, soñar despierto y disfrutar de lo que cada uno más le gusta: leer, escuchar música, hablar, callar. Todo esta permitido porque ya sabes: lo que no está prohibido está permitido.Salir a dar un paseo matinal a pie o en bici cuando las aceras duermen y las persianas callan y sólo se oye algún ladrido y el silencio del sol achicharrador en un sol increíblemente celestial (León Cielo Bonito).Y el fresco de la noche. ¿Quien no ha salido al fresco? El vecindario se junta al corrillo o se citan en las plazas para charlar del tío tal y la señora cual, o el año que llovio tanto que no pudieron sembrar, o la nevada que les dejo incomunicados dos semanas. Se trata de pasar un rato juntos antes de acostarse y hacer tiempo a que los rapaces de ciudad se embrutezcan un poco jugando a lo que nunca juegan (correr) y en donde nunca juegan (la calle).Y nuestros hijos... lo que disfrutan por el día que salen de casa al rato de levantarse y después de las comidas, sin peligros, sin coches, sin gente desconocida, casi sin nada. Con nuevos amigos de verano, y ese  amigo inseparable: la bicicleta, su bicicleta..Y es que el segundero del reloj se para o va tan despacio que apenas se percibe.Todo esto acompañado con una buena guarnición de vacaciones es un plato que dignifica y purifica a la persona después de un estresante y agotador curso. ¡ Feliz verano!