Verano 2021 desde la mascarilla: Viajes menguantes, ánimos crecientes. (y 4) El regreso siguiendo el río Cinca, hasta El Grado y Torreciudad

Por Salpebu
El río Cinca (en aragonésa Zinca) es un río del noreste de España que nace en el circo de Pineta, en el parque nacional de Ordesa y Monte Perdido, en el Pirineo Aragonés. Es el principal afluente del río Segre. Conforma una rica región agrícola con MonzónFraga y alrededores.

El río Cinca nace en el glaciar de Marboré, en la base del macizo de las Tres Sorores que corona la cabecera del Valle de Pineta (Monte Perdido). Comienza su descenso entre las cascadas y torrentes que desaguan el Ibón de Marboré, uniéndose a su curso las aguas que se despeñan desde La Larri. Recorre todo Pineta, soberbio valle de perfecta U glaciar con fondo retocado de morrena y acarreos. En Bielsa se le une el Barrosa, y algo más abajo en salinas el Cinqueta que se aloja

en el Valle de Gistau. Siete km más abajo recibe por la izquierda al Irués, en Badaín, al lado de Lafortunada y en Hospital de Tella, por su derecha, al Yaga . El río deja a su izquierda el vértice Cotiella, de cerca de 3000 m de altitud y rodea la Peña Montañesa, de calizas mesozoicas en pliegue tumbado. Por el lado derecho, en una grieta, entra el río Bellos, cuyo Valle de Añisclo es de gran interés. Al llegar a Aínsa recibe por la derecha las aguas del Ara. El embalse de Mediano se encuentra en la unión del Ara y el Cinca. Inmediatamente aguas abajo de Mediano, tras atravesar el desfiladero del Entremón, es represado de nuevo en el embalse de El Grado. En el Grado arranca el gran canal del Cinca, que enlaza con el del Gállego. Justo después el Cinca recibe por la izquierda al Ésera, su afluente más importante.

A partir de El Grado su valle adquiere las características del Somontano aragonés: mesetones áridos escalonados, de arcillasmargas y areniscas, con algún conglomerado, en capas cada vez más horizontales y lutíticas a medida que camina hacia el

sur. Por contraste las terrazas bajas están regadas, a partir de la presas de regulación asentadas en los estrechos del Prepirineo.

Por la derecha recibe al Vero, y ya en Monzón al Sosa por la izquierda. Más abajo, el Alcanadre se le suma por la derecha. Finalmente, en Massalcoreig, desemboca en el Segre para llegar a continuación en Mequinenza al río Ebro en una zona que recibe el nombre de Aiguabarreig por la mezcla de los colores de las aguas de ambos ríos. Durante un cortísimo tramo forma la frontera entre las provincias de Huesca y Lérida, en la localidad de Massalcoreig.

En su curso da nombre a algunos de los pueblos por los que pasa como Velilla de Cinca, Pomar de Cinca, Albalate de Cinca, Torrente de Cinca o Alcolea de Cinca.

Al borde de un barranco, al paso por el término de Secastilla, se encuentra el santuario de Torreciudad. Centro de peregrinación de la comarca desde la Edad Media, desde 1975 se levanta en el lugar un importante santuario que se ha convertido en estos años en uno de los principales destinos de visitantes de Aragón.

En el barranco se ha levantado la presa de El Grado, formando un conjunto de gran belleza paisajística.

Los Sotos

Al paso del Cinca por Monzón podemos encontrar una zona de gran riqueza ecológica, los Sotos de Monzón. En las orillas y en el discurrir de los antiguos cauces encontramos formaciones de sauceschoposfresnosálamos, en los que crece un denso sotobosque de lianaszarzalesjuncales y carrizales en zonas húmedas. Cuenta con la presencia de diversas especies de aves todo el año.

Aiguabarreig Cinca-Segre-Ebro

El Segre y el Cinca forman una primera confluencia entre las poblaciones de La Granja d’EscarpMassalcoreig y Torrente de Cinca, y a pocos kilómetros sus aguas convergen con las del Ebro, ya en el término municipal de Mequinenza. Se trata de una de las mayores confluencias fluviales de toda la península ibérica, constituyendo una zona Z.E.P.A. (Zona de Especial Protección para las Aves) con una gran biodiversidad en sus islas fluviales, sus bosques de ribera, sus carrizales, sus playas de guijarros y sus galachos. Se trata de un lugar único donde conviven la flora esteparia proveniente de la zona de los Monegros con la flora y fauna mediterránea que asciende por el valle del Ebro, conviviendo en un mismo lugar especies de muy distintos ámbitos.

Esta confluencia de ríos que une las aguas del Cinca, del Segre y del Ebro permite disponer en Mequinenza de un campo de regatas para deportes náuticos que está considerado uno de los mejores de toda Europa por su excelente accesibilidad, su lámina de agua estable durante todo el año y sus instalaciones deportivas. Los equipos de remo de Oxford y Cambridge preparan aquí su mítica regata así como diversas selecciones mundiales realizan diferentes stages de preparación para sus competiciones internacionales.12

La pesca en esta zona es también uno de los deportes más practicados en la zona puesto que las condiciones y el entorno paisajístico son óptimos para la práctica de este deporte, convirtiéndose en un referente mundial para muchos pescadores.

(De Wikipedia y otras fuentes)

“El Santuario de Torreciudad, dedicado a la Virgen María, en concreto a la advocación de Nuestra Señora

de los Ángeles de Torreciudad. Está situado en el término municipal de Secastilla, en la comarca de Ribagorza del Alto Aragón en la provincia de Huesca de la comunidad autónoma de Aragón en España. Se encuentra en la margen izquierda del río Cinca, sobre las aguas embalsadas por la presa de El Grado. Está a 75 km de distancia a Huesca, la capital provincial. El nombre proviene de una vieja torre de vigilancia de la época árabe, cuyas ruinas se encuentran a unos metros de la antigua ermita. La construcción del actual Santuario fue promovida por deseo expreso de Josemaría Escrivá, Fundador del Opus Dei (Prelatura Personal de la Iglesia Católica)

Junto con los santuarios de El PilarMontserratMeritxell y Lourdes conforman la Ruta mariana, itinerario guiado por la fe cristiana en general y devoción mariana en particular, de interés turístico por su riqueza patrimonial, y sus atractivos gastronómicos, rurales y naturales.

Retablo de la Virgen

La Virgen de Torreciudad es una talla románica del siglo XI. Es una de las llamadas vírgenes negras, sedente, con el niño en sus brazos mirando al frente. Desde tiempo inmemorial se encuentra en una ermita situada en un saliente escarpado sobre el río Cinca, entre el barranco de La Sosa y el de Bolturina. Pertenecía históricamente al término municipal de Bolturina, pero al quedar esta población deshabitada, el término se integró al de Secastilla. La advocación bajo la que se venera es la de "Nuestra Señora de los Ángeles". La devoción a esta imagen llegó a tener cierta importancia entre los habitantes de las poblaciones cercanas, de la Ribagorza aragonesa y

del Somontano, que organizaban romerías y peregrinaciones.

En 1904, Josemaría Escrivá de Balaguer, de dos años de edad, fue llevado en peregrinación hasta esta ermita en brazos de su madre; había sufrido una grave enfermedad de la que se temía su muerte, por lo que sus padres pidieron a la Virgen de Torreciudad su curación. Como había superado la enfermedad fue llevado en lomos de caballería desde Barbastro a Torreciudad.

En la década de 1960, Josemaría Escrivá de Balaguer decide construir un nuevo santuario en agradecimiento a la Virgen, aledaño al antiguo que data del siglo XI. El actual santuario se inauguró el 7 de julio de 1975, y fue construido por el arquitecto numerario del Opus DeiHeliodoro Dols de 1970 a 1975 a unas decenas de metros de la ermita. Con un estilo muy personal, destaca por la variedad de formas, creadas con un único elemento constructivo, el ladrillo a cara vista. En las esquineras y las ventanas se utilizó el alabastro. Ambos materiales son tradicionales en las construcciones de la comarca. El santuario tiene dos plantas, la nave principal (planta superior) que incluye un coro alto, y una cripta con cuatro capillas y confesonarios. Las capillas son la de la Virgen del Pilar, la de la Virgen de Loreto, la de la Virgen de Guadalupe y la de la Sagrada Familia. El edificio queda enmarcado por una explanada cerrada por arquerías preparada para recibir a varios miles de personas.

Destaca el retablo, esculpido en alabastro por Joan Mayné, que representa distintas escenas de la vida de la Virgen María. En el centro se encuentra la talla románica, restaurada con ocasión de la construcción del actual santuario. A la izquierda se añadió en 1994 una imagen de San Josemaría Escrivá de Balaguer. En la capilla del Santísimo se encuentra un Cristo en bronce dorado al fuego, esculpido por el artista italiano Pasquale Sciancalepore.

También es notable el órgano, con más de cuatro mil tubos, que es el centro de interés de un festival de música de órgano que se celebra en agosto.

Actualmente es uno de los centros de atracción más importantes de la zona, recibe miles de visitas en algunas celebraciones, especialmente entre abril y octubre. Desde mediados de la década de 1980 el santuario ha promocionado la llamada ruta mariana, que enlaza Zaragoza (por la basílica del Pilar), Torreciudad y Lourdes. Aguas abajo de la peña donde se ubica el santuario se encuentra el pueblo de El Grado.

Se conserva también la ermita con su vieja hospedería, abierta al público.

La fiesta de la Virgen de Torreciudad se celebra el domingo siguiente al 15 de agosto.

En 2019 se instaló una réplica de la Virgen de Torreciudad en la iglesia parroquial de Cristo Rey, en Orense (Galicia)”

(De Wikipedia y otras fuentes)

Para el regreso a Valencia desde Bielsa, optamos por la ruta que atravesaba Aínsa y seguía la cuenca del río Cinca, por la carretera A138, siguiendo por la N123 hasta El Grado, entrando en este punto en el santuario de Torreciudad, para admirar las bellas vistas del pantano de El Grado y visitar el santuario, que se alza majestuoso, recortándose su torre sobre el fondo de, los Pirineos.

La carretera hasta ese punto era razonablemente buena, y en ese recorrido se experimenta la transición de las verdes bellezas pirenaicas a las más secas tierras del sur del Sobrarbe.

Nos detuvimos en el santuario, paseando por su amplia explana hasta la basílica, admirando su belleza arquitectónica, austera a la par que majestuosa, y su precioso altar mayor. Muy bien realzado con iluminación adecuada.

Ya desde Torreciudad, bordeando la ciudad episcopal de Barbastro, por la N123 continuamos hasta enlazar con la autovía A-22. Que llega hasta Lleida, donde enlazamos con la N-240 para recorrer las zones de Borges Blanques y Poblet, aunque desistimos de visitar el monasterio que es el túmulo funerario de los nobles de Cataluña, y, en llegando a Montblanch, por la C-14 emprendimos la rura hasta Reus, y poco después ya enlazamos con la AP7, que en poco más de 230 kilómetros permitía el regreso a Valencia.

Desde Torreciudad ya percibimos el cambio climático, pero como el desayuno en hotel Bielsa había sido abundante, el apetito solamente comenzó a despertársenos pasadas las tres de la tarde, aunque en dos paradas hallamos restaurantes repletos.

Por eso pensamos en continuar el viaje hasta Torreblanca, decidiendo tomar en el restaurante Olimpic, junto a la N340, en el que nos resultó muy grato un sabroso bocadillo de lomo de cerdo con tomate, y que apagó totalmente nuestra ansia de comida, para poder así llegar a nuestra casa de Valencia mediada la tarde.

La entrada en nuestro piso nos hizo sentir como el acceso a un horno, por el calorazo que agobiaba, aunque el vendido aire acondicionado mitigó pronto el acoso climático, y ya nos dispusimos a organizarnos y aclimatarnos a nuestra habitual sensación de calor húmedo.

Así terminó el periplo Valencia-Valle de Pineta-Valencia, que había resultado más interesante de lo previsto, no solamente por volver a gozar de las verdes bellezas pirenaicas, sino porque había permitido sentir y gozar el fresco aroma del oxígeno de las montañas y valles del norte de España. Habían sido pocos días pero había valido la pena.

Invito al lector se inspire más o menos en el relato de este viaje y que pergeñe a su gusto y comodidad su propio periplo, en la seguridad de que disfrutará de veras.

SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA