Foto de portada por: Gonmi
Verano de recortes e incendios en España. La situación económica no levanta cabeza, y a ello hay que sumar las lamentables pérdidas ocasionadas por una oleada de incendios forestales como no se recuerda en muchos años. Si algo tienen en común ambas circunstancias, es que sus detonantes son rápidos y sus recuperaciones, de muy largo plazo.
Alguien se ha aventurado a decir en los medios de comunicación que los recortes han afectado a nuestra capacidad para luchar contra el fuego. Sin saber con certeza cuánta verdad reside en una afirmación como esa, hay una reflexión paralela que podemos también plantear: ¿qué capacidades perdemos con los recortes que está sufriendo el sector de la Defensa?
Mientras se están cerrando escuelas y hospitales muchos dirán que no tiene sentido invertir en defensa y que hay debates y comparaciones mucho más interesantes y urgentes que acometer. Desde un punto de vista meramente de corto plazo, tienen razón.
Sin embargo y volviendo al tema de los incendios, un Ministerio como el de Defensa y una institución como el Ejército, al igual que muchas otras, no necesita sólo recortes sino una profunda transformación.
En países desarrollados que se mueven en entornos no especialmente hostiles como es el caso de España, el Ejército debe tener un papel más preventivo que reactivo, de modo que defienda a la población civil no tanto de sus propios congéneres, sino de catástrofes naturales y riesgos medioambientales, sin olvidar el papel internacional de ayuda en situaciones de emergencia humanitaria.
No es que crea que una Defensa armamentística no sea necesaria, pero es algo que quizá podríamos elevar a nivel de Unión Europea a través de un organismo de Defensa supranacional. Quizá pueda producirse así un ahorro de costes que permita a los países reforzar su capacidad y tecnología de lucha contra incendios, terremotos o inundaciones.
Sería algo así como una mayor humanización y acercamiento del Ejército a la población civil, sería más políticamente correcto incluso, ¿no creen?
De paso se podrían evitar algunas duplicidades, como el SAR y SASEMAR, se podría integrar la UME mucho mejor con unidades similares civiles, y en definitiva, aprovechar mucho mejor a un grandísimo plantel de hombres y mujeres entrenados para las circunstancias más desfavorables.
No intento ser demagógico ni denostar a ninguna de estas instituciones (algunas las conozco bien y son de lo mejor), pero viendo las imágenes de La Gomera podríamos al menos hacer una pequeña reflexión.
Por Pedro Sanz