Verano, de J.M. Coetzee

Publicado el 23 noviembre 2011 por Goizeder Lamariano Martín

Título: Verano

Autor: J.M. Coetzee

Editorial: Debolsillo

Año de publicación: 2010

Páginas: 255

ISBN: 9788499088150

Por fin he terminado la trilogía Escenas de una vida de provincias, la biografía novelada del premio Nobel sudafricano John Maxwell Coetzee, formada por Infancia, Juventud y Verano. No sabría deciros cuál de los tres libros me ha gustado más. Para que os hagáis una idea, este último me ha durado solo tres días y me ha tenido atrapada en la lectura desde el principio y hasta el final.

Con un lenguaje sencillo y cercano Coetzee nos cuenta una historia cotidiana que, al mismo tiempo, nos fascina, nos seduce y nos hipnotiza no solo durante la lectura, sino días después de haber terminado la novela. En esta obra el autor demuestra no solo su inteligencia, su talento y su creatividad y originalidad sino, sobre todo, su poder de convicción. Porque desde la primera página nos convence de que ha muerto.
Por eso un joven biógrafo inglés que en todo momento permanece en un segundo plano está preparando un libro sobre Coetzee. Aunque no lo ha conocido en persona, sí ha leído sus cuadernos de notas y a través de ellos ha concertado entrevistas con cinco personas, cuatro mujeres y un hombre, que fueron importantes en la vida del escritor en los años transcurridos entre el regreso de Coetzee a Sudáfrica en 1971 hasta su primer reconocimiento público en 1977. A través de esas entrevistas y esos cuadernos de notas conoceremos a un Coetzee torpe, enfrascado en sus libros, introvertido y obsesionado con la necesidad que siente por escribir.

La primera entrevistada es Julia, una vecina de Coetzee, a la que conoce en el supermercado, que a pesar de estar casada y tener una hija pequeña no duda en tener una aventura con el escritor. Sin embargo, la relación amorosa y sexual no será como ella esperaba. Coetzee no sabe relacionarse con los demás y mucho menos con las mujeres. Para ella el escritor era un tonto, un bobo que no sabía sintonizar con las mujeres, que no sabía seducirlas ni amarlas, que las trataba y las tocaba como si fuesen un instrumento musical, de forma mecánica, fría, distante, sin sentimientos.

Margot es la protagonista de la segunda entrevista. Es la prima de Coetzee. Desde niños han tenido una buena relación, de primos, de amigos y casi de enamorados. Pero ahora son dos adultos, Margot está casada y aunque no puede tener hijos, a ella la familia no le juzga ni le critica, como sí hacen con Coetzee y con su padre. Del escritor piensan que es homosexual, raro, antisocial, engreído, prepotente, egoísta, un hombre sin ambiciones, sin planes, solo vanos anhelos, sueños imposibles.

Adriana es la tercera entrevistada. Su marido, Mario, fue asesinado mientras trabajaba y dejó a su mujer y a sus dos hijas, Maria Regina y Joana, solas, desamparadas y desesperadas. Viven en Sudáfrica, pero son brasileñas. En su país Adriana era una importante bailarina de ballet pero en Sudáfrica tiene que contentarse con dar clases de bailes latinos. Todo con tal de que sus hijas puedan seguir estudiando y no tengan que trabajar. Coetzee es el profesor de refuerzo de inglés de Maria Regina. Entre él y Adriana se establece una peculiar relación de amor y odio, de deseo y de desconfianza, de atracción y de temor que estará llena de malentendidos, suposiciones, mentiras, medias verdades y prejuicios que les afectarán no solo a ellos dos sino, especialmente, a la pequeña Maria Regina.

Martin es el único hombre entrevistado. Conoció a Coetzee en 1972 cuando los dos iban a ser entrevistados para un puesto de profesor en la Universidad de Ciudad del Cabo. Describe al escritor como alguien poco comprometido, tanto con su país como con la sociedad en general, con los demás, con su trabajo, con todo su entorno. Alguien que prefería vivir aislado, alguien solitario, alguien inadaptado y precavido.

Sophie es la quinta y última entrevistada. Fue compañera, colega y amiga de Coetzee en la Universidad de Ciudad del Cabo, donde ella era profesora de francés y él de inglés. Como profesor lo define como alguien bueno, competente, bien preparado pero no espectacular. Además de su compañera, Sophie también fue su amante. Ambos mantuvieron una relación insostenible. Coetzee no era realista, era demasiado utópico e idealista. Demasiado romántico. Demasiado frío, ajeno, impersonal. Alguien independiente.

Tras leer las cinco entrevistas y los cuadernos de notas, tras ver cómo describen sus amantes, sus conocidos y sus familiares a Coetzee, resulta imposible no cogerle cariño, no sentir lástima y compasión por él. Por su forma de ser, por la época que le tocó vivir, por el entorno en el que vivió, por la extraña relación que mantenía con su padre y, sobre todo, por ser una víctima de su tiempo, de su sociedad, de su familia y, ante todo, de sus orígenes, de su historia, de su raza y de su país.