En mi propósito de acabar series de libros empezadas hace mucho (creo que me voy a poner “propósito” como segundo nombre, siempre vengo por aquí con alguno que ¿cumplo?), hace meses decidí centrarme en la tetralogía de Nora Roberts, Cuatro bodas. Creo recordar que fue durante el mes de abril cuando volví a leer Álbum de boda, fue una relectura maravillosa, incluso me gustó más que la primera vez. Carter y Mac son una pareja encantadora, la pasión fotográfica de ella me pareció fascinante y tenía muchísimas ganas de conocer a sus amigas y socias, Emma, Laurel y Parker, así como sus profesiones, con más detalle.
Los meses fueron pasando y por una y otra razón mi propósito quedó olvidado, hasta hace apenas una semana que leí Rosas sin espinas, el segundo libro. Había decidido tomarme la tetralogía en serio; sin embargo, no hay sido una lectura como yo esperaba, no me ha maravillado como el primer libro, aunque la historia de Emma ha sido muy bonita. Tengo esperanzas puesta en Laurel, la protagonista del tercer libro, Sabor a ti, porque, y esto es un secreto, adoro esos programas de tartas de boda espectaculares, y estoy segura que Laurel tiene mucho que mostrarme (lo malo es que me dé hambre mientras lea…). Y después me tocará Para siempre, que con una protagonista tan segura de sí misma como Parker, tiene todos los ingredientes para ser una buena historia. Cruzo los dedos para que a finales de verano, la época de bodas llegue a su fin.