Escenario: Plató de AL ROJO VIVO, Presenta y dirige Antonio García Ferreras.
García Ferreras es el hombre fuerte de La Sexta, la Tv que el Régimen, porque esto es un Régimen, le regaló a Lara, el dueño de editorial Planeta y propietario también del diario La Razón, periódico que Aznar incluyó en el mismo lote de La Sexta.
Para que los que no lo sepan se hagan una idea de qué va la cosa, este Lara que queda es el hijo tonto del Lara que creó Planeta y la hizo la editora más famosa de España, el otro hijo, el listo del Lara padre se mató en un accidente automovilistico de mo que el tonto no tuvo más remedio que hacserse cargo del negocio.
Los negocios en España, incluso los editoriales, funcionan siempre, aunque la gente no lea nunca nada porque llevan siempre anexos una serie de prebendas y exclusivas, como en este caso que a lo del Planeta, el premio literario más famoso de España, acabó agregándosele ni más ni menos que el diario más facha del país y una de las televisiones más hipócritas que presume de progresista siendo como es esencialmente reaccionaria.
García Ferreras es el cerebro más brillante de la casa. Tanto que se ha hecho aceptar como izquierdista siendo tan profundamente reaccionario que ha llegado a ser el cerebro pensante del Real Madrid.
Llevo miles de folios escritos intentando demostrar que no se puede ser de izquierdas y del Real Madrid porque esto es un ejemplo de la famosa contradictio in terminis.
Veamos.
La izquierda, tampoco me cansaré nunca de decirlo, es amor a la verdad y servicio hasta la muerte de la justicia.
¿Ha defendico alguna vez en su historia el RM la verdad?
¿Ha evitado nunca una siquiera de los miles de injusticias que se le proponen?
García Ferreras ha sido llamado varias veces por el Ser Superior al RM porque éste lo considera un maestro en el arte de urdir las peores trampas dialécticas.
O sea que G. Ferrerass no sólo no es de izquierdas sino que ni siquiera lo parece porque no puede parecerlo, es absolutamente imposible.
En AL ROJO VIVO juega a intelectual progresista pero se le ve su trabajoso andamiaje.
Tomemos por ejemplo, el programa de hoy. El plato fuerte ha sido la transcripción tantas veces como él lo ha considerado necesario para que el mensaje calara hasta el fondo del telespectador de un pasaje de Monedero, el 2º de a bordo de Podemos, en el que éste dice algo más o menos así:
-Los etarras comenzaron a matar a traficantes de droga porque pensaron que éstos formaban parte de un plan urdido por las fuerzas de seguridad para hundir moralmente y pervertir a los jóvenes con tendencias progresistas.
Como siempre, más o menos, pero éste es el sentido exacto de la frase.
Y, perfila el apunte, diciendo que esto, que promovían las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, acabó practicándose también en Cataluña, Valencia y Madrid, intentando destruir a los jóvenes más inquietos y revolucionarios, que son también los más propensos a practicar los extremos.
Esto que Monedero dice que los etarras pensaban del auge del tráfico de drogas en estos semilleros de jóvenes rebeldes no es ni más ni menos que lo que el gran ideólogo de la represión de la izquierda teórica planteara con todo el rigor que una mente capaz de asumir la canallesca tarea de la CIA puede planear.
Lo he dicho mil veces: no creo en los científicos, que venden su alma al Diablo por un jodido plato de lentejas, no creo en los sacerdotes que drogan a los pueblos, ni a los juristas que dictan leyes que sólo tienden a su esclavitud, sería de locos hacerlo en los militares, meros asesinos vocacionales, o en los políticos, la estupidez más grande de toda la Historia.
Sólo creo en los poetas, que buscan la verdad a través de sus corazones heridos.
Hace ya no sé cuántos miles de años que Eugene O'Neill escribió El emperados Jones, con un Obama sangriento huyendo de la memoria de sus crímenes, al propio tiempo que Albert Camus El extranjero, La Peste, El estado de sitio y Los justos, mientras Arthur Miller creaba Las Brujas de Salem y nos mostraba la inmensa tortura del hombre moderno con La muerte de un viajante, contemplando el Panorama desde el puente, lo que llevó a Sartre a experimentar La náusea.
Pero, de vez en cuanto, los juristas, sin querer, aprietan la tecla adecuada y erigen como principio inderogable para averiguar la verdad el ¿”cui prodest”?, ¿a quién aprovecha?, que nada menos que Séneca utilizó en el primer acto de su Medea para establecer indubitablemente quiénes eran los autores de los crímenes: “cui prodest scelus, is facit”, al que aprovecha el crimen es quien lo ha cometido.
Y, ahora, invoco otro de los grandes principios jurídicos: hay que creer aquello que una de las partes en el litigio expone espontáneamente:
Veamos lo que nos dice libremente ese elegantes “gentleman” que fue Allen Wels Dulles, el dilecto hermano del gran John Foster Dulles, el cerebro que dirigió la política del general Eisenhower cuando fue presidente de los Usa:
«Sembrando el caos en la Unión Soviética sustituiremos sus valores, sin que sea percibido, por otros falsos, y les obligaremos a creer en ellos. Encontraremos a nuestros aliados y correligionarios en la propia Rusia. Episodio tras episodio se va a representar por sus proporciones una grandiosa tragedia, la de la muerte del más irreductible pueblo en la tierra, la tragedia de la definitiva e irreversible extinción de su autoconciencia. De la literatura y el arte, por ejemplo, haremos desaparecer su carga social. Deshabituaremos a los artistas, les quitaremos las ganas de dedicarse al arte, a la investigación de los procesos que se desarrollan en el interior de la sociedad. Literatura, cine, teatro, deberán reflejar y enaltecer los más bajos sentimientos humanos. Apoyaremos y encumbraremos por todos los medios a los denominados artistas que comenzarán a sembrar e inculcar en la conciencia humana el culto del sexo, de la violencia, el sadismo, la traición. En una palabra: cualquier tipo de inmoralidad. En la dirección del Estado crearemos el caos y la confusión. De una manera imperceptible, pero activa y constante, propiciaremos el despotismo de los funcionarios, el soborno, la corrupción, la falta de principios. La honradez y la honestidad serán ridiculizadas [como] innecesarias y convertidas en un vestigio del pasado. El descaro, la insolencia, el engaño y la mentira, el alcoholismo [y] la drogadicción, el miedo irracional entre semejantes, la traición, el nacionalismo, la enemistad entre los pueblos y, ante todo, el odio al pueblo ruso; todo esto es lo que vamos a cultivar hábilmente hasta que reviente como el capullo de una flor.
Sólo unos pocos acertarán a sospechar e incluso comprender lo que realmente sucede. Pero a esa gente la situaremos en una posición de indefensión, ridiculizándolos, encontrando la manera de calumniarlos, desacreditarlos y señalarlos como desechos de la sociedad. Haremos parecer chabacanos los fundamentos de la moralidad, destruyéndolos. Nuestra principal apuesta será la juventud. La corromperemos, desmoralizaremos, pervertiremos (…)».
Allen Wels Dulles
Extracto del libro The Craft of Intelligence (El arte de la Inteligencia, 1963).
Dulles fue director de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA) entre 1953 y 1961.
¿Por qué García Ferreras no ha hecho como yo, cuando la asociación de ideas se imponía necesariamente, y ha yuxtapuesto al párrafo de Monedero el mucho más completo y explícito de Dulles, cuando eso hubiera hecho que todo el mundo comprendiera forzosamente que la idea no era de Monedero sino precisamente del ideólogo original de esta táctica tan repugnante y que se cumple a rajatabla en todos los casos en los que los intereses de la ultraderecha pugnan con los de la izquierda?
A mi me daba un poco de vergüenza ajena contemplar a toda esta leva de inteligencias tan desinteresadas arrimar el ascua de la ocasión a una sardina realmente pestilente: lo canallesco, lo inapropiado no es lo que decía Monedero, sino las instrucciones, en realidad, órdenes, que el jefe e ideólogo mayor de la CIA impartía a sus legiones que prácticamente tienen invadido todo el universo.