Vivimos en una sociedad en la que muchas veces damos por sentadas una serie de “verdades”; normalmente éstas se manifiestan cotidianamente y no reparamos en ellas, simplemente las aceptamos como tales y montamos nuestro día a día en base a ellas. Estas verdades nos llegan de muy diferentes maneras, leyendo el periódico, escuchando la radio, viendo las noticias en televisión o en una simple tertulia de bar. De hecho, creo que es en la época en la que vivimos, una época de globalización como nunca antes ha sido en la Historia, cuando las noticias y las “verdades” más rápidamente se propagan y llegan a más gente.
Un buen ejemplo es este blog, hace sólo diez o quince años hubiera sido impensable pretender escribir un artículo de opinión, colgarlo en un blog y dejarlo libremente a disposición de cualquier persona que quisiera leerlo o comentarlo. De la misma manera, tenemos gran parte del conocimiento humano a nuestra disposición y con sólo pulsar un click, podemos consultar cualquier duda sobre cualquier tema, cuando hace pocos años hubiera sido prácticamente imposible, hubiéramos debido ir a una biblioteca, buscar el libro adecuado y consultarlo.
Todas estas ventajas, aún así, necesitan de un gran ejercicio de abstracción que no siempre hacemos. Las noticias y el conocimiento viajan de manera tan rápida que, a veces, no tenemos tiempo de opinar y discernir lo que es absolutamente falso de lo que es opinable. La verdad siempre es relativa y depende de un contexto, pero tendemos a menudo a aceptar “verdades” como absolutas, sin tener en cuenta que la “verdad” para uno puede ser “falsa” para otro. El aceptar una verdad como absoluta e inmutable es lo que se conoce como dogma, y un dogma puede llegar a ser muy peligroso, pues él mismo presupone su certeza por encima de cualquier lógica o razonamiento; aparte, no olvidemos que el lenguaje siempre es imperfecto, sólo hay que ver cómo se redactan muchas escrituras públicas intentando eliminar ambigüedades para ver hasta qué punto lo es.
Es por ello que la verdad puede ser manipulada; la vida está llena de situaciones en las que tomamos como verdades afirmaciones que pueden ser subjetivas y que se nos inculcan de manera colectiva; por ejemplo, una campaña publicitaria sobre las ventajas de un producto determinado puede provocar que el mismo sea referente ante productos similares, aunque sea prácticamente idéntico a los otros. Otra situación de verdades subjetivas tomadas como verdades absolutas podría ser la actitud tomada por un individuo ante una noticia de actualidad, según como se explique la percepción será muy diferente. Si tomamos todo lo que se nos informa como un dogma, entonces estaremos cayendo en falsedades; creo que es mejor intentar abstraer las noticias y verlas desde distintos ángulos para eliminar el factor subjetivo y contextual.
Por ello, en épocas como la actual creo que es indispensable un ejercicio de abstracción, intentar analizar las noticias desde todos los enfoques posibles, evitando los dogmas e intentar entender las razones de la otra parte. Sólo así creo podemos llegar a entendernos mejor y evitar conflictos fácilmente evitables.