Todos los alimentos tienen un porcentaje, más o menos alto de metales. Algunos de ellos son muy beneficiosos – véase el caso del hierro- mientras que de otros, es recomendable procurar un consumo moderado.
Mercurio, plomo o zinc se encuentran en muchos alimentos, entre ellos el pescado (en el pescado azul, mayoritariamente), y aunque nuestro organismo los necesite en cantidades pequeñas, un consumo excesivo puede causar reacciones alérgicas, hipertensión o pérdidas de memoria. Ante estas perspectivas tan negativas, no es raro que hubiera una cierta preocupación cuando hace algún tiempo se anunciara que algunos pescados tenían altos porcentajes de metales pesados. Seguramente, recordaréis casos como el del bacalao o el pez espada, de los que hubo quien incluso desaconsejó su consumo.
Pues bien, ¡fuera miedos! Porque un reciente estudio llevado a cabo por el Departamento de Toxicología de la Universidad de Granada ha revelado que los niveles de metales pesados en el pescado no son tan altos como se suponía. Solo un 1% del pescado presenta niveles por encima de lo que establece la OMS.
Dentro del territorio nacional, las variedades de pescados y mariscos que han revelado datos más altos han sido el pez espada, los mejillones y los berberechos, pero en ningún caso debemos eliminarlos de nuestra dieta, pues los beneficios que aporta el pescado son mayores que los riesgos que genera el mercurio. Únicamente los bebés y las mujeres embarazadas deben tener mayor precaución a la hora de consumir pescados azules, y evitar las de mayor acumulación de mercurio: atún rojo, pez espada, tiburón o panga.
En cualquier caso, tras el estudio, el catedrático de Toxicología ha recordado la importancia de llevar una dieta variada y rica en nutrientes, en la que el pescado sea un alimento esencial. En muchas ocasiones, os hemos recordado la importancia de consumir pescado y marisco como parte de una dieta saludable, pero como siempre, en el consumo de distintas variedades de pescado está el secreto para una salud de hierro.
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