Verdes que no son verdes

Publicado el 23 mayo 2011 por Oscarj @oscarj

La crisis económica en muchos países, la necesidad de los nuevos mercados verdes y la búsqueda de algunos inconscientes, obsesionados en generar dinero o poder a través de la mentira, están obligando a muchos estudios de diseño a perder sus valores éticos haciendo Green Washing en grandes cantidades, lo peor: Por un puñado de efímeros billetes


Green Washing
“Designa a la actividad de Marketing o Relaciones Publicas de una organización destinada a crear una imagen falsa de implicación de temas con el medio ambiente para un producto, servicio o práctica no sostenible” Aaris Sharing: Sostenible Editorial GG 2011

En pocas palabras, hacer un Green Washing se refiere a lo que se puede llamar un Fake, una farsa o un engaño. Empresas responsables de grandes desastres ecológicos, han tenido que hacer una transformación estructural, no solo en su manera de concebir sus negocios, sino en asimilar una política de responsabilidad social corporativa y darle la debida proyección para, de alguna manera,intentar enmendar sus errores ante las comunidades. En estos casos intervienen empresas consultoras y con ellas estudios de diseño o empresas de comunicación para mostrar a la humanidad que realmente se preocupan por el mundo en el que vivimos. Un ejemplo de grandes corporaciones intentando lavar su cara es BP luego del desastre del Golfo de Mexico. Si han cambiado como empresa o no, es imposible saberlo por los momentos y no somos nosotros quienes debamos juzgarlos hoy.

¿Zumos Bio? hacen falta conservantes para que se mantengan durante el transporte desde Asia y en las estanterías

Bases falsas
Algunas empresas en nuestros propios vecindarios han demostrado que sus asesores en comunicación visual han hecho un excelente trabajo gráfico, pero totalmente divorciado de la realidad, por lo que pongo en duda el tratamiento ético de la pieza -tanto por parte del empresario como del diseñador-. En Barcelona, ciudad en la que vivo, descubrí un restaurante de comida asiática (Woki) en cuyo local existe un supermercado “Bio” o “Eco”. Si bien es cierto que en el lugar se respira un ambiente de respeto al medio ambiente y tiene una excelente imagen, buena selección de color, decorados acordes con lo que quiere transmitir; cuando ponemos un poco la lupa sobre el lugar, descubrimos que no tienen cosas tan simples como separadores de basura para reciclaje; ofrecen productos de frutas traídos de Tailandia, arroz de Korea y espárragos peruanos. Esto me hace pensar que quien le enseño el concepto Bio a estos empresarios, nunca supo que traer unos espárragos del Perú produce unos cuantos Kgs. de CO2 solo al ser transportados, ni que que sitios más cercanos como Zaragoza, Logroño o el valle del Ebro son tradicionales productores de espárragos todo el año. Lo peor es que el engaño cuela, el negocio vende. ¿Buen trabajo de identidad o bien hecho el engaño?


No sólo son mercaderes / Polítiqueros Green Washing

Pero no son solo las empresas las que practicando los engaños mas feroces llegan hasta el consumidor con sus nuevas imágenes. El Green Washing ha llegado a la política. En España, un partido que se autodenomina “Verde” y “Ecologista de izquierda” instaló antes de las elecciones, locales un pequeño stand en la plaza de mi barrio. En el llenaban globos con helio y distribuían a mano propaganda electoral. Hasta el momento nada fuera de lo común. Al llegar a mis manos la propaganda, me encuentro textos, cuidadosamente redactados, pero impresos en un material que “habla” con un discurso totalmente contrario al que pregona este partido “D’esquerres i ecologistas de debò” (De Izquierdas y ecologistas): Impresos con tinta claramente oleosa -todavía se podía percibir su olor- y con su toxicidad característica, sobre una base de papel estucado NO reciclado.

¿Que hay detras de la mascara verde?

Este partido “D’esquerres i ecologistes de debò” subestima a sus electores quienes tal vez no conozcan el termino Green Washing, o que su marca favorita intentará mostrarse más respetuosa con el medio ambiente. Lo que si saben, y reconocen, es cuando una marca le quiere convencer sobre algo que no es verdad. Presentar tu producto en un empaque verde, o con el prefijo ECO en su nombre no significa que sea un producto ecológico y/o sostenible, y eso el consumidor lo sabe. En pocas palabras este es un partido que se ríe de la inteligencia de sus electores.

No basta una etiqueta "Ecologista" de poliuretano

La consultoría gratuita que hacemos desde esta humilde tribuna, a sus asesores de imagen, es simple: utilizar la calculadora ambiental creada por la empresa papelera Mohawk. Que sirve para poder saber cuanto respetamos a nuestro entorno con cada producción impresa. Tal y como esta hecha la propaganda electoral que recibí en la plaza y, la que me enviaron a mi buzón de correos, no existe actualmente ningún ahorro ambiental, pero demos el beneficio de la duda y pensémos que el 100% de la propaganda regresara al contenedor de reciclaje de papel y servirá para un futuro material. El modo correcto para trabajar con esta organización, seria la siguiente: Supongamos que recibimos la encomienda de elaborar la misma propaganda. Si la elaboramos siguiendo parámetros de diseño sostenible, obtendríamos los beneficios ambientales que nos indica la siguiente tabla obtenida gracias al calculador Mohawk

El Calculo se hizo en Base a 100 mil ejemplares

esa misma propaganda de 15 x 21 cm, la imprimiríamos en papel de 155 g y de la misma producción, solo un 80% de lo distribuido volvería al contenedor de reciclaje; nos tomaríamos la molestia, aunque fuera solo por hacer ver la franqueza del partido en practicar lo que pregona, de buscar una imprenta que funcionara con energía proveniente de alguna planta Eólica (Cosa no muy complicada en España donde el 20% de la energía que se consume proviene de estas fuentes). Los resultados obtenidos son en base a 100 mil ejemplares.

Pero todo esto no lo escribo con la intención de desprestigiar. Cívicamente he esperado hsta el fin de las elecciones en España para publicar este artículo pues no soy un actor político, pero soy parte implicada. Como diseñador y como poseedor de la posibilidad de dar un paso al frente en favor de la sostenibilidad con acciones concretas, no me queda mas que ser un vocero de la capacidad que tenemos para ser creadores de conciencia. Mostrar a la gente que una etiqueta no nos hace “Ecológicos“. Que cuando diseñamos para un cliente, tenemos que ver su implicación real con lo que pregona, pues nos hacemos cómplices de una mentira y puteamos la profesión (Sí, he escrito “Puteamos”, es la verdad).

Cuando aceptamos un cliente y vendemos una falsedad, ciertamente nuestra cuenta de banco lo siente, pero el dinero pasa y el prestigio queda para bien o para mal.


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