Los que hayan escuchado la emisión de Radio Almansa en la mañana de ese día saben a lo que me refiero. Para los que tuvieron la fortuna de estar en otras labores y, por ello, no poder oír la larga colección de insultos, ofensas, injurias y destilación de odio del que aún es representante de todos los almanseños, el Sr. Antonio López, aquí os presento la secuencia de los lamentables hechos que inspiran esta entrada e, insisto, me avergüenzan como ciudadano, como almanseño y, por último, como político y representante público. Unos hechos que comenzaron el día antes, cuando Paco Pardo, el candidato del PSOE, mi candidato y el de otros muchos miles de almanseños, en estos mismos micrófonos de Radio Almansa puntualizó nuestra postura sobre varias cuestiones y, en particular, sobre dos temas: el futuro de la recreación de la Batalla de Almansa y la iniciativa denominada "Embajada".
Bien, pues a todas estas preguntas que, desde el punto de vista del interés público parecen estrictamente pertinentes y adecuadas, exigibles incluso desde la perspectiva del control del gobierno municipal y en las que, a la postre, lo que viene a solicitarse es coherencia y transparencia; unos interrogantes que a cualquier ciudadano medianamente atento a la realidad de nuestra ciudad sin duda le interesan; a todas estas cuestiones y apreciaciones lo que se ha obtenido en el mismo medio de comunicación, por parte del Sr. López y sus acompañantes, es una sarta de insultos impropios de cualquier ciudadano educado, más aún si exhibe una representación pública, una colección de injurias difíciles de oír fuera de contextos tabernarios, un derroche de veneno verbal que enrojece a cualquiera con un mínimo de respeto a sus conciudadanos. Me siento incapaz, por pura vergüenza, de reproducir los graves improperios emitidos por el Sr. López. Me avergüenzo, más allá de la discrepancia ideológica, de estar representado por el Sr. López. Me siento, además, insultado por el Sr. López pues entiendo que las difamaciones contra Paco Pardo son extensibles a todos los que opinamos como él, a todos los que exigimos transparencia e información. Estoy convencido de que los almanseños son gentes que no se merecen este trato y este desprecio a sus inteligencias. Se puede, y se debe, pensar, opinar, discrepar... No se puede, y es absolutamente condenable, convertir el insulto, la prepotencia y el amedrentamiento en la única forma en la que un representante público es capaz de "comunicarse".
Al Sr. Antonio López le gusta decir que él es la "máxima autoridad de su pueblo" para, a renglón seguido, añadir que, bajo esa premisa, dice y hace lo que quiere. Y así lo demuestra. Visto lo visto, sufrido lo sufrido, me pregunto sobre la vigencia en nuestra política municipal de la definición que la Academia nos ofrece del término dictador: "Persona que abusa de su autoridad o trata con dureza a los demás".