Vergüenza de aprender

Por Eva Eva Cantavella
Apartar la vergüenza para generar nuevos hábitos Un curso debe servir para reflexionar, ofrecer ideas tangibles y aplicables de mejora para la actividad que uno está desarrollando y también motivar para llevarlas a cabo. De este modo, se van generando nuevos hábitos de comportamiento que a muy corto plazo resultan muestras de avance personal. Sin embargo, el otro día en el feedback (lo de retroalimentación me cuesta! jeje) final en que los participantes daban su opinión sobre el seminario y en que cada uno exponía lo que “se llevaba” del curso, un participante con toda la sinceridad del mundo dijo : El curso me ha parecido muy interesante y sobre todo aplicable, pero reconozco que no sé si lo aplicaré ya que me da vergüenza que mis colaboradores vean que lo hago y de este modo se rían de mí: “mira, claro, como ha ido a un curso de Reuniones”… Al principio me quedé perpleja (y frustrada!), pues era la primera vez que alguien me mostraba de manera tan generosa sus miedos. Y pensé que era muy posible que otras personas hayan sentido esa misma sensación y decidido autocastrar sus posibilidades de mejora. Es grave, pero real e interesante. Después de una interesante conversación con el grupo, reconoció riendo que era más probable que su equipo se riera de él si no cambiaba nada después de 16 horas de curso!!! Hay que luchar por aplicar todo detalle que nos ayude a mejorar e incluso reconocer abiertamente que es un nuevo aprendizaje. Hay que entrenarse a diario y así veremos, tal como dijo Larry Bird (jugador de NBA y entrenador:Es curioso, cuánto más entrenamos, más suerte tenemos”